«A cabeciña non para»

La Voz

GALICIA

07 abr 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Una de las singularidades del párkinson es la sobreactividad cerebral que sufren los enfermos. «A cabeciña non para», bromea Basilio. Pero no es una broma que tu cerebro no te deje dormir. Nunca. Basilio recuerda las noches que pasó en el hospital probando medicamentos hasta que el médico encontró uno que le da cinco horas de tregua. Ahora toma dos pastillas cada noche: «Si me despierto, ya no vuelvo a dormir, así que me levanto y me voy a la cocina a ver la televisión». Ahora, al menos, ha dejado de estar alerta, esperando la tortura de los bloqueos musculares, pero todavía no se atreve a pasear solo ni a conducir, seguramente lo que más desea, por el brillo que le nace en los ojos cada vez que lo comenta.

Todo llegará. En el horizonte está también operarse de un pie, con todas las precauciones que eso supone. Pero a Basilio no le arredra nada. Tres veces ha pasado ya por la experiencia de que los neurocirujanos le manipulen el cerebro con anestesia local: «Tienes que estar despierto para ir indicándole al médico el efecto de los impulsos eléctricos mientras colocan los electrodos», justifica. Seguramente eso no es nada frente al dolor que sufría cuando el ingenio eléctrico se ha desajustado: «Me dijeron que había llegado a ser el segundo español con mayor gasto sanitario». Cuenta que la apomorfina que tomaba era de importación: «Venía de Irlanda y teníamos que ir a recogerla a Pontevedra».

Un tipo popular

La operación quirúrgica del párkinson cuesta unos 16.000 euros: «Pero resulta muy rentable -explica el neurocirujano del Clínico de Santiago Miguel Gelabert-, porque el tratamiento medio de un enfermo es de unos 8.000 euros al año. Así que a partir del segundo año ya estamos ahorrando».

Basilio acaba el café y las pastas y se somete al habitual desfile de saludos en el breve paseo hasta el coche. Es un tipo muy popular en O Porriño. Él estrecha manos y da explicaciones. No se le ve mucho por el pueblo, la verdad. Probablemente, en las próximas semanas se le vea un poco más, a medida que el ingenio que embrida su cerebro lo centre en un mundo sin el dolor paralizante de los últimos meses. Se coge del brazo de Mari Carmen, la mujer que hace posible que todo sea posible, y vuelve a su casa a luchar contra el extraño mal que le come las neuronas y ante el que no se rendirá jamás.