El patrón del «Ecce Homo»: «La herida no era grave. Íbamos a que le pusieran puntos en el pene»

La Voz

GALICIA

El palangrero, atracado en el puerto de Celeiro.
El palangrero, atracado en el puerto de Celeiro. pepa losada< / span>

Vicente Labaén desconoce qué le pasó al primer maquinista

16 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La policía sigue investigando qué le pasó a Enrique Basanta, primer maquinista del Ecce Homo, que desapareció en el mar la madrugada del martes a menos de 25 millas de la costa irlandesa. Lo estaban trasladando a puerto para ser atendido de la herida que se hizo con una sierra radial cuando el barco faenaba en Gran Sol. Ayer declaró el patrón del buque de Celeiro, Vicente Labaén. Horas después, este aseguró a La Voz que desconocen qué le pudo ocurrir a Basanta, pero que la herida que sufrió «no era grave; íbamos a que le pusieran unos puntos en el pene, sangró mucho, pero por la herida no fue [su desaparición del barco], estaba bien, tranquilo hablaba con todos...». El patrón del pesquero, que aseguró sentirse «decaído, triste» por la situación, dio su versión sobre lo que pasó después de las cuatro de la madrugada del día 12. «Íbamos para tierra, e íbamos controlándolo, pero pensamos que se había metido en el camarote; no sé, tenía la puerta cerrada, cuando abrí pensaba que estaba en el váter o en la máquina, pero no estaba, desapareció, empezamos a buscar, y no lo encontramos». A las 5.45 dieron la alerta de hombre al agua a Salvamento y 5 minutos después se puso en marcha el operativo de búsqueda.

La tragedia de Enrique Basanta comenzó en la tarde del lunes cuando sufrió la herida, de la que Labaén no supo «hasta las cuatro menos cuarto de la tarde o así», cuando el patrón de costa subió al puente y le dijo que Enrique se había cortado. Entonces «llamé al centro médico y me dijeron que [fuese] al puerto más próximo». No se pudo evacuar en helicóptero por el mal tiempo, aunque lo intentaron. Y añade: «Él estaba bien, habló con su padre, estuvo con nosotros y todo en el puente... ¿Quién sabe lo que le pasó?». Aseguró además que Basanta «no tomó medicamentos: «Desde el Centro Radio-Médico de Madrid nos dijeron taparle, presionarle [la herida] y tomar mucho líquido; nada más. No tenía dolor, no se quejaba».

El patrón del pesquero confirmó que Enrique Basanta quería volver a Celeiro para ser atendido. «Pero a casa no se puede, cuando es así, siempre se va al puerto más próximo; hasta España tenía 40 o 42 horas y hasta allí [Castletown], 13 horas».

Insiste en que el herido estaba controlado por la tripulación. «Estuvo el segundo, estuvo el costa y luego entré yo; a las 3.30 estuvo con el contramaestre, se metió en el camarote y a las 4.20 bajé yo. No lo encontré, pensé que estaba en la máquina, o en el váter, lo normal, si quería ir no lo ibas a estar molestando en el camarote, si estaba bien. Fue cosa de 35 minutos o así», porque tenía que alternar la vigilancia del puente con la del herido. Y remarca que «nadie vio nada. Él desapareció. Nadie le vio tirarse, nadie vio nada».

Es un trago tremendo, afirma Labaén, «cosas que no se esperan ni en la mar ni en cualquier sitio», señala. Buscaron a Basanta «durante 35 o 45 minutos, revolvimos todo el barco», sin éxito. El patrón del Ecce Homo destacó la calidad humana de Basanta: «Un chaval auténtico, no le hacía mal a nadie».