Alberto Núñez Feijoo se dispara en la bolsa del PP

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Gana enteros en plena crisis de su partido, pero si no hubiera adelantado las elecciones estaría ahora en precampaña

03 feb 2013 . Actualizado a las 17:28 h.

En política, muchas veces, también hay que tener suerte. Y Alberto Núñez Feijoo la tiene. La baraka. Ese don que a Zapatero le atribuía su padre y que lo mismo servía para explicar su victoria en el congreso socialista del 2000 ante tres rivales (Bono, Matilde Fernández y Rosa Díez) como su posterior ascenso a la Moncloa en el primer intento. Como si el móvil de Pepe Blanco o los atentados del 11-M no tuvieran nada que ver. Pero aun así es cierto que Zapatero tuvo un tiempo de baraka, que empezó a darle la espalda cuando en las listas del paro se empezaron a anotar un promedio de 7.000 personas al día en toda España, algo que ocurrió a partir de enero del 2009.

Por aquel entonces es como si la baraka huyera del cuerpo de Zapatero para habitar el de Feijoo, que el 1 de marzo del 2009 también se convirtió en presidente de la Xunta al primer intento y, en circunstancias normales, tendría que estar ahora mismo preparándose para afrontar la campaña electoral frente a Pachi Vázquez, Beiras y Jorquera en medio del chaparrón Bárcenas que tiene contra las cuerdas a toda la cúpula del Partido Popular. Pero ahí estuvo la buena suerte. El líder del PPdeG adelantó a octubre, siguiendo la agenda de Patxi López y el interés de su partido, y le salió bien la operación, pues se convirtió junto al primer ministro de Suecia, el centrista John Reinfeldt, en uno de esos raros políticos europeos que amplió su mayoría parlamentaria en plena crisis.

En primera línea

Si el PP fuera algo parecido a una Bolsa de valores, las acciones de Feijoo serían las que cerrarían esta semana cotizando más al alza, frente al desplome sufrido por todas las referencias que aparecen citadas en los papeles de la supuesta caja B manejada por Bárcenas. Solo nombres que despuntaron en el PP desde el 2008 y otros como los de Esperanza Aguirre y Ruiz Gallardón, que en gran medida se neutralizan mutuamente, están en condiciones de ofrecer esa imagen libre de sospechas que exhibe Feijoo y de que es uno de los mejor situados para dar el salto a la escena estatal y jugar sus cartas en el posible relevo de Rajoy.

Porque no solo de baraka va el asunto, sino también de hacer las cosas a tiempo. Y en Galicia Feijoo está ya más cerca de consolidar un ciclo político marcado por la estrechura y los ajustes que de protagonizar él mismo la etapa de la recuperación económica, si es que llega. El don de la oportunidad lo convirtió en el primer dirigente español en aplicar la doctrina económica que Angela Merkel impuso en toda Europa y de los grandes titulares de su programa de Gobierno para la actual legislatura poco más cabe resaltar que su propósito por evitar que Galicia sea intervenida o tenga que recurrir al Fondo de Liquidez del Estado (FLA).

A diferencia de Fraga, que no le llegaron cuatro legislaturas para resolver su sucesión, Feijoo la dejó encarrilada en el inicio de la segunda. Ante cualquier contingencia, Alfonso Rueda lo sucedería como vicepresidente de la Xunta en funciones, pero al retener el escaño también podrían ser investido presidente por el Parlamento. Si el líder del PPdeG deja mañana la escena gallega, también se puede anotar entre sus méritos el de legarles a los suyos una oposición desarmada y en plena interinidad, pendiente, como toda la anterior legislatura, de renovar sus liderazgo para convertirse en verdadera alternativa de Gobierno. De hecho, los únicos problemas políticos serios que tiene el PP proceden del propio PP: de Santiago, de Pontevedra, de Ames, de Ourense... Nada que los haga temer, al menos por ahora, por su hegemonía en Galicia.