Fuego, bomberos y ambulancias. Ese es el orden lógico. No ambulancias, fuego y bomberos. Verter gasolina sobre las llamas no suele apagar el incendio. En un conflicto laboral hay derechos, pero también ciertas líneas rojas que no deben cruzar ninguna de las partes enfrentadas. Y quemar recursos utilizados para la atención sanitaria en un lugar en el que el ciudadano sufre constantes recortes no invita precisamente a solidarizarse con la causa, porque esta causa no justifica estos efectos. Viene a cuento, como si fuera un anticipado de humor negro, aquella frase que soltó Manquiña en una escena de Airbag, una afirmación surrealista que bien pudieran haber salido de la coctelera lingüística de José María Caneda: «Tiene mucha pasta, nada en la ambulancia». En estos tiempos Galicia no nada en la ambulancia.