Diego fue visto en el baño cuando sus compañeros acababan la clase

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

PACO RODRÍGUEZ

Tras escuchar a todos los testigos, sigue sin saberse cuándo cayó al agua

17 ene 2013 . Actualizado a las 12:14 h.

Ya pasaron todos los testigos que tenían que pasar por la Audiencia Provincial para contar lo que ellos vivieron aquel 30 de marzo del 2009 en el colegio coruñés Liceo La Paz y ninguno fue capaz de dar una explicación razonable de cómo Diego Novo terminó en el fondo de la piscina. Ni cómo ni cuándo. Todo son suposiciones. Los que estaban allí con él -el socorrista y la monitora- no se lo explican porque, según dijeron, siempre se estuvo pendiente del agua y no vieron a Diego ir al baño. La que lo vio en el aseo no tiene idea de cómo ni cuándo regresó al agua. El médico del 061 no pudo precisar cuántos minutos estuvo en el fondo y la cámara que hay en la piscina solo recoge la mitad de la misma y, precisamente, no es la mitad en la que estaban los compañeros.

Ayer tocó el turno a los testigos -el juicio se suspende hoy y termina mañana con los informes finales de las partes- y aclararon detalles, pero sin llegar al meollo. La clase de natación terminaba a las diez y media de la mañana. Cinco minutos antes, una profesora que se encargaba de recoger a los alumnos en el vestuario para llevarlos de nuevo al aula se encontró al pequeño Diego Novo solo y sin chanclas -no pudo precisar si tenía o no la burbuja- en el cuarto de baño. «Le dije que se calzase y se metió en el aseo», declaró. No volvió a saber nada más de él. Luego, se dirigió a la puerta de acceso a la piscina para comprobar si la clase había concluido y vio cómo el resto de los alumnos de infantil salían del agua y les quitaban las burbujas. Porque solo las puede retirar un adulto al tener un cierre de seguridad, precisó tanto ella como el resto de los testigos preguntados por ello. Luego regresó al vestuario y esperó allí a los críos, que «llegaron con el socorrista». Se ducharon y tras vestirse comprobó que quedaba en un banco la mochila de Diego Novo. Fue cuando se dio cuenta de que faltaba. Justo, cuando el socorrista y la monitora entraban de nuevo a la piscina con el siguiente grupo de niños y se encontraron al pequeño en el fondo.

También declaró ayer la otra maestra que, como la anterior, acudió al vestuario a recoger a los críos del otro grupo para llevarlos a las aulas. Fue cinco minutos antes de la finalización. Recordó que se asomó a la puerta de la piscina y vio a un compañero del niño fallecido junto a unas chanclas. «Le pregunté si eran de Diego y le dije que se las llevara», afirmó.

La monitora que aquella mañana dirigía las clases de natación del otro grupo -sus alumnos estaban en una calle de la piscina y Diego Novo y sus compañeros en la opuesta- aseguró que la suya terminó más tarde, que cuando abandonó la piscina ya no quedaba nadie en ella. «Ellos ya estaban en el vestuario cuando los míos salían del agua», recordó.