Refugiados al pie de las murallas

Lucía Rey
lucía rey LUGO / LA VOZ

GALICIA

Interior de una de las chabolas, en las que varias parejas de rumanos viven desde hace unos meses.
Interior de una de las chabolas, en las que varias parejas de rumanos viven desde hace unos meses.

Familias de extrabajadores rumanos del sector de la madera que llegaron a Galicia con contrato instalan un campamento en Lugo

28 dic 2012 . Actualizado a las 16:28 h.

Lugo tiene en este momento dos poblados chabolistas. En el de O Carqueixo, que nació hace varias décadas en el extrarradio de la ciudad, viven decenas de familias gitanas. El segundo dio sus primeros pasos hace apenas unos meses en el barrio de Paradai de Abaixo, a menos de un kilómetro de la muralla patrimonio de la humanidad. Se trata de un campamento improvisado con tablas, palés y plásticos que crece sin prisa, pero sin pausa. En este momento malviven en él más de una decena de inmigrantes rumanos que todos los días, mañana y tarde, suben al centro para pedir limosna en las calles y semáforos de la urbe.

«Ni bebemos ni somos drogadictos ni andamos por ahí a robar. Vivimos aquí porque se nos acabó el trabajo, buscamos otro y no encontramos», chapurreó a La Voz en un español bastante correcto Álex, uno de los hombres. Declara que buena parte de los habitantes del poblado llegaron a Galicia en la última década para trabajar en el sector de la madera, cortando pinos y eucaliptos.

Confiesa que en la actualidad todos están en el paro y han agotado las prestaciones por desempleo, por lo que carecen de dinero para pagar un alquiler.

Juntos casi a la intemperie

Por todo lo anterior viven a la intemperie. «Antes de esto no nos conocíamos, pero ahora estamos en una situación parecida y nos juntamos por seguridad, sobre todo para la noche», añade Álex, que dice tener 25 años, aunque aparenta algunos más. «Si tú estás en otro país, quedas sin trabajo y duermes en la calle, estás mejor con otro de tu país que con alguien que ni habla tu idioma», explica, antes de relatar que cambió su Rumanía natal por Galicia hace tres años, cuando un amigo que ya estaba en la comunidad le ofreció un empleo en la madera. Álex taló árboles en los montes lucenses y ourensanos dos años, pero al tercero se acabó el trabajo. «Tenía una habitación, pero cuando te quitan el trabajo no tienes con qué pagar alquiler y quedas en la calle», sostiene. Junto a él está su mujer, María, que llegó sin papeles y tampoco encuentra empleo.