Un paso subterráneo que no lleva a ninguna parte

Cristina Abelleira CARBALLO / LA VOZ

GALICIA

El párking de Carballo largamente reivindicado es una utopía debido a la crisis económica, pero tiene vía de salida desde el 2004

19 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La construcción de un aparcamiento subterráneo en el centro urbano es una aspiración del comercio carballés, sobre todo, que se remonta ya a la década de los ochenta. El popular Manuel Varela Rey realizó los primeros intentos en los años noventa, pero no llegaron a fructificar. El párking no era viable.

Cuando el PP cedió el poder al tripartito integrado por BNG, PSOE y CDI (actual Terra Galega), la construcción del aparcamiento se convirtió en un empeño casi personal del concejal de Obras y Urbanismo, el centrista Manuel Andrade, que hoy sigue defendiendo su viabilidad. De hecho, una de las primeras medidas que adoptó tras tomar posesión en el 2003 fue encargar un proyecto.

En el diseño se preveía una red viaria subterránea que sirviese de acceso al aparcamiento y que al mismo tiempo permitiese eliminar la circulación en superficie para poder peatonalizar las calles que rodean la plaza del Concello. Una de las afectadas era la rúa Coruña, en la que por aquel entonces estaba pendiente una obra de acondicionamiento subvencionada por la Xunta de Galicia dentro del plan de humanización del centro urbano carballés.

El gobierno municipal, convencido de que el párking saldría adelante a corto plazo, optó por realizar una modificación en la obra para dejar listo el túnel de salida de la calle Coruña y no tener que volver a levantarla después, así como todas las instalaciones que en el proyecto inicial no estaban previstas. La actuación salió a licitación en noviembre del 2003 por 675.312 euros -369.286 de ellos para el túnel-, y fue adjudicada un mes después por 100.000 euros menos a la empresa Gaux.

Pero todos los intentos realizados para sacar adelante el aparcamiento durante ese mandado se frustraron, y los 113 metros de pasadizo subterráneo se quedaron sin salida y sin ninguna utilidad. Las Nuevas Generaciones del PP -los conservadores siempre se opusieron a la obra- incluso convocaron un concurso de ideas, pero tampoco tuvieron mucho éxito.

Nueve años después, y en la actual situación de crisis, el párking parece una utopía, y el túnel, una inversión sin sentido.