Los forenses dicen que la millonaria indigente era «muy fácil de manipular»

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Un notario impidió la venta de una finca porque «no estaba en condiciones»

30 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Los forenses y los médicos que la trataron para determinar su estado mental vinieron a decir lo que todo el mundo veía y sabía, que Josefina Quintela Castro «no estaba en condiciones de administrar sus bienes», tenía «un pronunciado deterioro cognitivo» y «una profunda desorientación espacial y temporal». Con este parte clínico, ¿podía ordenar la venta de parte de sus bienes o capitanear su elevado patrimonio? «No». Así de rotunda contestó ayer a esta pregunta la forense que se entrevistó con la millonaria coruñesa en septiembre del 2002. En aquella fecha, dos agentes de la Policía Local coruñesa la llevaron a dependencias del Imelga (Instituto de Medicina Legal de Galicia) después de que los vecinos alertasen a Servicios Sociales de cómo vivía una mujer de 91 años, durmiendo en portales, vagando sin rumbo por las calles de madrugada y cogiendo comida de los contenedores. A pesar de tener una fortuna que ronda los cinco millones de euros. La médica, tras hablar con ella, determinó que no estaba para su ingreso en un psiquiátrico, pero sí que necesitaba asistencia social inmediata, que alguien se ocupara de ella.

En eso, el fiscal emprendió todo el protocolo de incapacitación, presentando la demanda en enero del 2003. Se buscó a familiares. Se preguntó primero a un sobrino que vive en Santiago y alegó que le era imposible ocuparse de ella. Finalmente fue nombrada defensora judicial su sobrina, hoy procesada por restarle a su fortuna, supuestamente, un total de 1,6 millones de euros. Se hizo cargo de ella el 30 de septiembre del 2003. 24 días después, la acusada, según la acusación y los otros 4 sobrinos de la anciana, convenció a Josefina de que la incluyese como autorizada en las cuentas bancarias. Para ello se preentó en un notario y logró el poder para administrar todos sus bienes.

Notario

Mientras ese notario no apreció nada raro, otro, que declaró ayer, se negó a formalizar la venta de una finca a petición, supuestamente, de su sobrina, «porque esa señora no estaba en condiciones de firmar nada». El hombre recordó que acudió a su vivienda, que recuerda como «una casa fantasmal», sin puertas ni muebles. Era una mujer «muy deteriorada». Por eso se fue por donde había llegado.

Tras el notario declaró una médica que la trató en el 2003. Y reiteró lo que dijo la forense, que Josefina «no estaba en condiciones de administrar sus bienes», que tenía demencia senil y que con «su diagnóstico no podría ser válido el poder para que le llevara las cuentas». La forense añadió que la anciana «era fácilmente manipulable» y «no conocía el valor del dinero».