Tres miembros de la banda del oro escaparon al cerco policial

José Manuel Pan
josé manuel pan REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

PACO RODRÍGUEZ

La Guardia Civil detuvo a los cabecillas y recuperó las joyas robadas. Uno de los detenidos participó en el asalto al chalé de José Luis Moreno

01 nov 2012 . Actualizado a las 15:27 h.

Casi siete kilos de joyas robados en asaltos cometidos en más de 70 viviendas de Galicia. Ese es el botín incautado a la banda del oro, que fue desarticulada el lunes por los agentes de la unidad de Patrimonio de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil de A Coruña, en colaboración con el Equipo contra el Crimen Organizado del mismo cuerpo. Entre todos lograron detener a los que están considerados los cabecillas de la banda, un hombre y una mujer, que ya han sido encarcelados por orden judicial. Se trata de Alejandro Deda, un albanés de 38 años, y de su pareja sentimental, de nacionalidad búlgara. Otros tres integrantes de la banda, supuestamente también albaneses, lograron escapar del cerco de los agentes de la Guardia Civil que los habían seguido hasta Madrid. Los responsables del instituto armado aseguraron ayer que los tienen identificados, aunque todo parece indicar que se encuentran en paradero desconocido, probablemente escondidos en algún piso franco de Madrid, donde estarían esperando a que pase la presión policial para huir al extranjero. Pero la Guardia Civil les sigue los pasos, y espera que puedan ser detenidos en las próximas horas.

El cabecilla de la banda detenido el lunes, Alejandro Deda, fue uno de los participantes en el violento asalto cometido en diciembre del 2007 en el chalé de José Luis Moreno, a quien le dieron una brutal paliza. Fue detenido entonces, pero ahora había vuelto a la actividad delictiva, según las investigaciones de la Guardia Civil.

Desde hace dos meses

Los agentes de la Comandancia de A Coruña le seguían la pista desde hace casi dos meses, cuando empezaron a detectarse unos robos muy singulares en viviendas de lujo situadas en urbanizaciones de elevado nivel del entorno de A Coruña y Santiago. Esos robos tenían un nexo común que hizo sospechar a los agentes de que no estaban ante unos vulgares ladrones. «Era una banda organizada, con una estructura piramidal», explicó ayer el coronel Benedicto González, jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de A Coruña. Y esa conexión entre todos los asaltos era su modus operandi. Siempre el mismo. Se cree que elegían el chalé por su aspecto exterior, sin planificar. Luego entraban en la casa y se dirigían a los dormitorios en los que revolvían cajones y armarios hasta que encontraban su objetivo, solo oro. Robaron pulseras, pendientes, collares, relojes... Hasta dos mil objetos, parte de los cuales se acumulaban ayer en las dependencias de la Guardia Civil de A Coruña. Son parte del botín localizado en Madrid en el momento de las detenciones. Los investigadores esperan hallar algún otro zulo en el que los asaltantes guardaban más material, como los que tenían en Lugo y en Guadarrama.

No ha sido fácil dar con la banda del oro, como confesaron ayer los responsables del instituto armado. Y no lo ha sido porque su modo de actuar no dejaba rastros. Ninguna pista. Operaban de forma muy limpia. Nunca se enfrentaron a nadie y cuando veían que podían ser descubiertos por los ocupantes de una casa se daban a la fuga. Por eso nadie los vio nunca. Los investigadores no podían contar esta vez con la ayuda de los testigos, de algún vecino que hubiese visto algo. Solo el modo de operar. Esa conexión fue la que permitió a los guardias civiles del grupo de Patrimonio relacionar los asaltos, que siguieron produciéndose hasta hace pocos días, y dar con los autores de los robos.

La pista de Lugo

Fueron muchas horas de trabajo, de seguimiento, de investigación. La Guardia Civil insistió hasta dar con la pista que conducía a Lugo, donde los ladrones tenían una base de operaciones intermedia, y a Madrid, donde residían los jefes de la banda.

«Este servicio es uno más de los trabajos que permanentemente desarrolla la Guardia Civil», destacó ayer el general jefe de Galicia, José María Feliz. «A veces causamos molestias porque paramos a personas, las identificamos. Pero eso nos permite obtener información necesaria para concluir un servicio como este», aseguró ayer el general.