Pedro Trepat, experto en derecho penal, fue a menudo crítico con la falta de medios del pequeño juzgado de Corcubión, pero no cree que la opción de llevar el caso a la Audiencia Nacional -una posibilidad que se planteó al principio de la instrucción judicial- fuera una solución adecuada. «Creo que era una alternativa de difícil encaje. Se podría haber forzado, pero podría generar un vicio de nulidad que podría ser interesadamente aprovechado por alguna de las partes», asegura.
-¿Qué le parece que el juicio empiece en plena campaña electoral?
-Me parece una coincidencia curiosa.
-¿Cree que habrá alguna interferencia política por esta coincidencia?
-Puede revitalizar políticamente el asunto. Pero poco más. El caso Prestige estará en un plano secundario o incluso terciario dado el contexto político y sobre todo económico en el que estamos.
-Nunca Máis ha comunicado recientemente que también va a revitalizarse con motivo de la vista oral.
-Parece ser que sí. En aquel momento Nunca Máis respondió a lo que era un clamor popular generalizado, solidario y de protesta por el accidente en sí y la gestión de la catástrofe. Pero es difícil mantener vivos estos movimientos después de tanto tiempo. Ahora mismo no existe una sensibilización ni remotamente parecida a la de aquellos días.
-Es casi como «dejà vu». Nunca Máis vuelve a la calle y muchos de los que estaban en el Gobierno entonces han vuelto al Ejecutivo.
-Eso también forma parte de las coincidencias curiosas que confluyen en este juicio.
-La Fiscalía parece que va a incluir en su reclamación las secuelas de salud que la recogida de fuel causó en marineros y voluntarios. ¿Qué le parece esta vía inédita en el caso?
-Creo que esta pretensión es un poco tardía. En realidad no la ha explorado nadie en la instrucción y requeriría una serie de informes periciales e incluso estadísticos que no se han elaborado y no están por tanto en la causa.