T antas opiniones como colores en una escala que va desde el verde más calmado hasta el amarillo chillón. Los coruñeses no se quedan impasibles ante el incremento del IVA que impone el Gobierno en los precios de productos y transporte público.
Laureano Vázquez está muy enfadado con la Administración, hasta tal punto que asegura que no votará en las próximas elecciones del 21-O. Todos los días utiliza los autobuses urbanos para desplazarse a una oficina de empleo en A Coruña, porque está en el paro, lo que le supone un tremendo gasto para su economía. «Es un abuso la mala situación económica en la que se encuentra Galicia y España. Los usuarios no hemos provocado la crisis, pero somos nosotros los que estamos obligados a pagar», se queja. Además, Laureano piensa que el servicio de transportes «es malo, lento y caro, una vergüenza» y pide que el Ayuntamiento en lugar de promocionar su uso, proporcione más buses.
Laura Mejuto, estudiante, dice que el aumento del impuesto a estas alturas del año le parece «fatal». «Todos estos gastos añadidos me afectan directamente. No contaba con ellos y es un palo», asevera. La cara amable a la crisis la aporta Ascensión Varela. Ya está jubilada y contempla resignada que los productos hoy son más caros. «Si hoy sube todo y no hay dinero -por el Estado- no me parece mal que todos arrimemos el hombro. Entiendo esta medida. Tenemos que ayudar para intentar salir de esta», concluye.