«La sismicidad gallega ha crecido en los últimos años»

jesús manuel garcía OURENSE / LA VOZ

GALICIA

Seara dice que el triángulo lucense modificó las zonas sismogénicas

06 ago 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El profesor José Ramón Seara Valero, de la Facultad de Ciencias de la Universidade de Vigo en el campus de Ourense, considera que el sismo habido en el Atlántico en la madrugada del lunes pasado es uno más de los que tienen lugar en esta zona.

-¿Qué le ha parecido este terremoto marino?

-Es uno más de los que allí tienen lugar, aunque en este caso su magnitud es ligeramente superior a la media de los registrados. A falta de datos más concretos, parece ligado a una zona de fracturas roreste-suroeste. Al ser relativamente profundo, el riesgo de tsunami es prácticamente nulo, Y observando la cartografía se percibe aparentemente lejos del pecio del Prestige, que está a unos dos grados al sur.

-¿Cómo es la sismicidad en Galicia?

-En general es una sismicidad baja, pero ha crecido significativamente en los últimos años. Ello se debe a que se han instalado más sismógrafos o bien al hecho de que los sismos hayan aumentado. Más bien todo apunta hacia esta segunda dirección. Sobre todo con la aparición brusca del triángulo Sarria-Triacastela-Becerreá, una zona de la que no se conocía sismicidad hasta finales de los años ochenta del pasado siglo. Cobró una especial virulencia el terremoto allí registrado el 21 de mayo de 1997, con una magnitud de 5,1.

-¿Qué otras zonas registran terremotos?

-En Lugo son zonas sísmicas Mondoñedo, Belesar; en Pontevedra, Mondariz, Cuntis y Caldas de Reis; en A Coruña, el Val do Dubra y Ferrol, y en Ourense, las zonas de los municipios de O Carballiño, Ourense, Valdeorras y la Terra de Celanova, de modo especial Leirado, Bande y Serra Leboreiro. Además, en Galicia, hay otras zonas en el mar, en el banco oceánico. La sismicidad tiene orientación este-oeste.

-¿A qué profundidad se producen estos fenómenos?

-Los terremotos en nuestra tierra, los más abundantes y de mayor magnitud, tienen profundidades inferiores a los 10 kilómetros. Por encima de 50 kilómetros de profundidad solo hubo dos casos, uno en el mar y el otro en el oriente lucense.

-¿Cuál es la relación entre estos terremotos y las fracturas conocidas?

-Es una relación realmente insuficiente.

-¿Por qué?

-Porque aunque la profundidad de los hipocentros es baja en general, las fracturas en las que se dan no llegan a aflorar a la superficie. Aunque también una cartografía más detallada de estas fallas podría mostrar una mejor relación. Lo cierto es que todos estos terremotos que se registran en Galicia parecen asociados a una compresión noroeste-suroeste que genera fallas o fracturas de todo tipo, normales e inversas de rumbo, a las que se asocian estos terremotos.

-¿Cuál es la zona más activa?

-Dicha zona parece instalarse o corresponderse con un extremo del corredor que desde el sur de Xinzo de Limia iría en dirección norte-noreste, hacia la Terra Chá. Este corredor estaría actuando como un pasillo de abundantes fracturas de esa dirección de rumbo y carácter, o sea, que se deslizan y lo hacen hacia la izquierda. A la vez esas fracturas se están moviendo en tiempos actuales o paraactuales (Cuaternario) y parecen estar condicionando la existencia de aguas termales.

-Nuestro paisaje más cercano está condicionado por grandes movimientos telúricos.

-En un pasado no muy remoto hubo grandes terremotos en Galicia y aquí tenemos ejemplos de ello en la fosa de Verín, la de la Limia, la de Maceda con el Rodicio e incluso la Oya de Ourense, generadas por la rotura y el hundimiento de una antigua superficie de arrasamiento en tiempos cenozoicos y que tuvieron que producir una sismicidad intensísima. El paisaje escalonado de Galicia es consecuencia de esa intensa fracturación y sismicidad. Las zonas sismogénicas de Galicia se modificaron a raíz de la aparición del triángulo lucense y esta magnitud de terremotos aconsejaba crear planes especiales de protección civil ante el riesgo sísmico en la comunidad autónoma. Y así cristalizó el denominado Plan Sismigal, que data del año 2009, cuando fue puesto en marcha por la Xunta de Galicia.

-¿A cuántos años vista se hace el estudio de intensidades?

-Ahí se hace un estudio de las máximas intensidades por ayuntamientos para un período de hasta 500 años. Toda la mitad oriental de Galicia queda recogida en una intensidad VI y el resto entre la IV y la V, con excepción de aquellas zonas de abundantes sedimentos terciarios y cuaternarios que podrían llegar a intensidades próximas a VIII.

-¿Se pueden predecir los terremotos?

-Las dos grandes series de terremotos en el triángulo Sarria-Triacastela-Becerreá se produjeron, una en 1995 y la segunda, en 1997, con aquel sismo del 21 de mayo, a las 23.50 horas, ocasionado a 13 kilómetros de profundidad. Pues parece que esos terremotos se pudieron predecir, pero no se predijeron. Se supo que se podían haber predicho a partir de cambios anómalos de la concentración de cloro en la serie de 1995 y de radón en la de 1997 detectadas en las aguas del acuífero termal de Cabreiroá, en Verín.

-¿Y de qué manera se aprecian esos cambios?

-Esto se debe al llamado proceso de dilatancia, es decir, a veces se da una microfisuración intensa que precede al terremoto, pero no siempre ocurre semejante cosa. Y puede detectarse de varios modos. Implica el esponjamiento de las rocas, que se hacen más permeables y eso permite la salida, en este caso, de los gases de cloro y de radón, hasta ese momento atrapados dentro de las redes minerales.

josé ramón seara valero geólogo de la universidadE de vigo