El municipio más extenso de Galicia era hace un siglo el séptimo más poblado con 20.000 vecinos, pero hoy está a la cola, con poco más de 4.000
26 jul 2012 . Actualizado a las 11:14 h.«¡Léveme o demo que non sei onde imos parar!», reflexiona Jesús en el almacén de vino de Miguel al conocer que el Gobierno estudia fusionar los municipios con menos de 5.000 habitantes. Este fonsagradino de 83 años vive en Paradavella y aprovecha las mañanas en que él y su mujer van al médico para «facer algunha compra na vila». «Vimos no coche de liña. Cústanos 1,70 euros ao vir e outro tanto ao volver a cada un», explica Elisa Fernández, de 78. La pareja no tiene hijos y cobra dos jubilaciones mínimas, fruto de décadas de trabajo duro en el campo.
Buena parte de la pensión se les va en transporte, ya que para una simple radiografía son derivados al hospital de Lugo. Ir y volver a la ciudad amurallada les sale en 20 euros porque hay autobús, pero les han anunciado que el Sergas estudia trasladar este servicio de primaria al centro de salud de Becerreá. Un indignado Jesús comenta que a Becerreá la única opción es el taxi. «Son 50 quilómetros por carreteras de montaña, e como o taxista teña que esperar, entre iso e o copago dos medicamentos, en dúas radiografías váiselles o soldo», denuncia a su lado José Rico, de 58 años, natural de A Fonsagrada y residente en Barcelona desde hace 44.
«O deste matrimonio éche o perfil do 70 % da xente de aquí», comenta el hombre, uno de los miles de emigrantes de un municipio que hace un siglo era el séptimo más poblado de Galicia, con casi 20.000 habitantes y por delante de capitales como Ourense. Hoy, en cambio, hace frente a la despoblación. Sus 438 kilómetros cuadrados y 280 núcleos alojan a poco más de 4.300 personas en un marco natural incomparable a 900 metros de altitud. Quienes quedan se ganan la vida, por este orden, en la ganadería, la industria forestal, las canteras de pizarra y el pequeño comercio.
¿Dispone A Fonsagrada de todos los servicios básicos? Sí y no. Hay centro de salud, talleres, comercios de todo tipo, empresas de fontanería y calefacción, entidades bancarias y juzgado. Un órgano histórico que ha dado mucha vida y que sigue dándola, pese a que ya se habla de anexionar el partido judicial con el de Lugo. «Non entendemos que se vai gañar levándoo. O único que van facilitar é que o territorio morra, e se eliminan a xente do rural vai ser imposible conservar o medio», advierte el alcalde fonsagradino, el socialista Argelio Fernández Queipo.
En todos los núcleos hay electricidad y agua, aunque el invierno pasado hubo problemas de abastecimiento en varios puntos y la traída que había prometido el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para mejorar el suministro está en el aire. La cobertura de telefonía móvil no tiene duda, pero la TDT sigue fallando. No hay piscina municipal.
Atención a los mayores
Tampoco hay residencias ni centros de día públicos. Solo tres privados. Los proyectos de la Diputación por ahora son eso: proyectos. Y ese sí es un problema en un lugar donde el 40 % de la población supera los 65 años. Con este panorama, una posible fusión de ayuntamientos descubre opiniones interesantes. Para unos, la unión «natural» sería con cinco municipios que solo están separados por la línea imaginaria que divide Galicia de Asturias: Grandas de Salime, Ibias y los tres Oscos (San Martín, Santa Eulalia y Villanueva). También con el lucense de Negueira. «Pola orografía, sempre houbo moitas máis relacións comerciais e sociais con Asturias que con Baleira, por exemplo», dicen. «Que os outros se unan á Fonsagrada», defiende con orgullo José. Jesús lo apoya. «Que veñan eles, que en Negueira son tres e non hai nin farmacia».
«O que necesitamos é unha financiación estable, que á Fonsagrada se lle considere excepcional pola súa situación xeográfica. Anexionar territorio só sería vantaxoso se a achega por parte do Estado se multiplica», finaliza el regidor.
Algunos vecinos creen que la fusión «natural» sería con concellos asturianos limítrofes de Oscos
Pese al bajón demográfico, sigue siendo población de referencia a nivel comercial y social