La niña se ahogó en una piscina de solo 30 centímetros de fondo

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

tragedia en Betanzos.Los padres de la menor fallecida
Los padres de la menor fallecida

Los investigadores determinarán si la niña cayó al vaso o resbaló cuando estaba dentro

24 jul 2012 . Actualizado a las 11:42 h.

Cristina Paz Varela tenía 27 meses de edad. Murió al mediodía de ayer ahogada en una piscina de apenas 30 centímetros de profundidad y metro y medio de diámetro. En uno de esos vasos hinchables que los padres de los alumnos de A Galiña Azul de Betanzos cedieron al centro este verano para que los pequeños se pudieran refrescar. No se sabe cómo, pero justo en el momento en que sus 32 compañeros estaban en fila para lavarse las manos para ir a comer, las cuatro monitoras de este centro echaron en falta a Cristina. Cuando miraron hacia la zona de las piscinas, la vieron sumergida en la más grande. La sacaron rápido del agua y lograron que su corazón volviese a latir. Luego llegaron dos ambulancias y la pediatra del centro de salud de Betanzos, que apenas está a cien metros de esta escuela. Entre todos, lucharon cerca de una hora para reanimarla. Pero no se pudo. Los investigadores determinarán si la niña cayó al vaso o resbaló cuando estaba dentro.

La primera familiar de la pequeña en llegar al centro fue una hermana de su madre. Sobre la una de la tarde. Se presentó en la puerta diciendo: «Soy tía de la niña que está enferma». Por teléfono, evitaron contarle la verdad. Como tampoco se lo dijeron a los padres, que llegaron a las instalaciones minutos después. Ahí les dieron la noticia. Ya estaban allí la conselleira de Traballo e Benestar, Beatriz Mato; el gerente del Consorcio Galego de Benestar, Roberto Rodríguez, y el alcalde de Betanzos, Ramón García. Dos horas después, los padres salieron solos y abrazados del centro.

Las piscinas fueron cedidas por varios padres

Como todos los días, su padre, que está en el paro, llevó a Cristina a la escuela a primera hora. Como en verano solo son 32 niños los que acuden al centro, las cuatro monitoras los reunieron a todos, excepto los que tienen meses, en un mismo lugar. En esta época unifican actividades para todas las edades y suelen pasar buena parte del tiempo, si el clima lo permite, en un patio en el que están dispuestas varias piscinas hinchables. Llegaron ahí gracias a los padres. Hace tres semanas, las maestras les pidieron que si alguno tenía alguna, que la prestara. Una madre entregó dos.

A las diez de la mañana de ayer, las monitoras leyeron un cuento a los niños. Luego los llevaron al patio donde están las piscinas, donde cambiaron a los niños para que pudieran refrescarse y jugar en el agua en un día de intenso calor. Es una actividad habitual, por lo que los niños tienen en sus taquillas los bañadores y las chanclas.

Los padres de Cristina -la mujer trabaja en el Servicio de Correos, en A Coruña- habían conseguido en marzo la plaza para su pequeña en la Galiña Azul de Betanzos, en la avenida Fraga Iribarne, enfrente del Pasatiempo. Se movieron mucho. Querían trasladarla a este nuevo centro y sacarla de una guardería de las afueras. Estaban muy contentos. Podían acudir a la escuela a cualquier hora, acceder a todas las instalaciones y hablar con las profesoras.