La burocracia desespera a los usuarios del puerto de Vigo

Soledad Antón García
soledad antón VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

La patronal conservera advierte que los retrasos en la aduana provocan un goteo de descargas en Leixões y, con él, una pérdida de empleos

17 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Buenas intenciones. De momento, según los usuarios del puerto de Vigo, es todo lo que hay para acabar con lo que consideran una burocracia excesiva del PIF (puesto de inspección fronteriza). La lentitud en el despacho de contenedores, que llega a demorarse hasta cinco días, empieza a desesperar a los empresarios, muchos de los cuales han optado por trasladar sus tráficos a Leixões. «Ellos van a su ritmo y yo no puedo permitirme el lujo de desesperarme mientras espero», confesaba recientemente uno de los más importantes importadores de atún congelado a un directivo de la patronal conservera Anfaco.

Precisamente fue esta entidad la que ayer volvió a dar la voz de alarma: «Es necesario que todas las partes asuman su responsabilidad, el operador económico aportando toda la documentación necesaria para realizar el despacho de la mercancía en tiempo y forma, y la Administración en garantizar la agilidad en el procedimiento de inspección», señalan. Dicen estar dispuestos a colaborar en la búsqueda de soluciones, aunque también dicen ser conscientes de que, en última instancia, la decisión es política.

Juan Vieites, secretario general de Anfaco, recuerda que llevan una década recibiendo buenas palabras y algunas promesas por parte de sucesivos presidentes del Puerto -«primero fue Abel Caballero, luego Corina Porro, más tarde Jesús Paz y ahora López-Chaves»- pero que, de momento, se han quedado en eso, en promesas. Entiende que coordinar a varios ministerios y a tres Administraciones lleva un tiempo, «pero ya se han pasado todos los límites», sostiene.

Añade Vieites que, además de con la paciencia de las empresas, la burocracia aduanera empieza a incidir seriamente en un capítulo especialmente sensible en la actual coyuntura económica, el del empleo. «Si no somos competitivos, lo pagará la poca industria que aún se mantiene e incluso crece en tiempos tan difíciles, como es el caso de la conservera», asegura.

El aviso a navegantes del responsable de Anfaco va un paso más allá: «Estamos elaborando un informe de cómo repercute todo esto en el empleo. Ya anticipo que la sorpresa va a ser negativa. Si en Vigo, que es nuestro puerto de referencia, no tenemos garantizadas las mínimas condiciones administrativas para importar materia prima, habrá que buscar otras salidas. Las empresas no van a quedarse cruzadas de brazos», dice.

Recuerda Vieites que nadie está pidiendo manga ancha en las inspecciones, todo lo contrario, explica, son los primeros interesados en que se garantice la calidad sanitaria de las materias primas, «pero no a costa de darle mil vueltas a un documento por culpa de una eñe como ya ha ocurrido». La tantas veces demandada ventanilla única sería parte de la solución.