Los colegios de Baleira, Lousada, O Incio, Samos, San Román de Cervantes, Sober y Triacastela dejarán de ofertar educación infantil impartida por especialistas
27 jun 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Los recortes de la Administración siguen golpeando a la educación. La Consellería de Educación acaba de anunciar que el próximo curso suprimirá 40 unidades y 54 puestos de trabajo de maestro en una treintena de colegios públicos de la provincia de Lugo. La mayoría están en la zona rural. «O fío común destas supresións e das dos anos anteriores é o criterio político economicista desta consellería, que sen ningún tipo de reflexión educativa, agrupa alumnos de moi distintas idades e cursos nuna soa aula, deixando conscientemente a estes centros en situación precaria», denunció ayer la junta de personal docente no universitario de Lugo.
Según el listado de la Consellería de Educación, los colegios de Baleira, Lousada, O Incio, Samos, San Román de Cervantes, Sober y Triacastela dejarán de ofertar educación infantil impartida por especialistas. «Nunha etapa fundamental do desenvolvemento do neno, con esta medida estase a discriminar a todo este alumnado e a todas as comunidades educativas afectadas a respecto doutro alumnado que si recibirá a educación infantil impartida por especialistas».
El presidente de la junta de personal no docente, Antón Castro, critica que la medida haya sido tomada de forma unilateral y exige que haya negociación. Alerta que «afonda no empeoramento das condicións de traballo dos docentes e das condicións educativas do alumnado».
Cinco cursos en una clase
Los padres de los alumnos del Colexio Público Integrado (CPI) de San Román de Cervantes anuncian que lucharán para que sus hijos tengan una enseñanza de calidad impartida por maestros especialistas. Según los planes de la Xunta, el centro comenzará el curso 2012-2013 sin profesora de infantil. «La Consellería de Educación pretende concentrar cinco cursos en una sola clase, tres de infantil y dos de primaria. Y lo peor de todo es que pretenden hacernos creer que la calidad de la enseñanza no va a variar», explicó Isabel Calvete, una de las madres que habló ayer con la inspectora de Educación.