El asesinato de Iria García Bouza conmocionó a los vecinos del barrio de Xuvia, en Narón, en el que creció y vivió desde siempre. «Todo el barrio está consternado, era una familia de toda la vida y que jamás se había metido en ningún problema, lo ocurrido es verdaderamente terrible», subrayó el presidente de la asociación de vecinos Altea, de Xuvia, Ramón Rodríguez Silverio, muy afectado porque esa misma mañana había estado tomando algo con el padre de Iria, Toñito.
La familia de la joven tuvo durante muchos años una carnicería muy conocida en el barrio. Ese negocio era una tradición familiar, ya que su abuelo también regentó un establecimiento de ese tipo en el barrio y su hermano tuvo una carnicería en Ferrol, cerca de la céntrica calle del Sol. Los padres de Iria cerraron la carnicería hace unos dos años, según explicaron los vecinos, que describieron a la víctima como una chica «buena, muy amable y trabajadora».
En la actualidad la mujer trabajaba como repartidora de una panadería y residía sola en el segundo piso del número 9 de la calle San Roque, en un edificio propiedad de su familia. Sus padres se habían trasladado tras jubilarse a una casa próxima a Casadelos, en Neda, un lugar situado a apenas unos minutos a pie de la vivienda de su hija.
El alcalde de Narón, José Manuel Blanco, ha convocado un pleno extraordinario para hoy al mediodía para condenar el asesinato de Iria García Bouza. Está previsto que media hora más tarde tenga lugar una concentración silenciosa frente al palacio municipal.