El argumentario que cada jornada elabora la Dirección de Comunicación de la Xunta es todavía más masivo y extenso que los que llevan a cabo los partidos. Es más, puede haber dos o tres envíos al día a todos los altos cargos de la Administración autonómica si la actualidad y la demanda informativa así lo reclaman.
Conseguir información oficial sobre quién los hace, cómo se estructuran y a quién se mandan los argumentarios es más complicado que en la mayoría de las formaciones políticas. «Es información común de la Xunta y un tema interno», señala la responsable de comunicación de la Administración gallega, que incide en que no se trata de estrategia, sino «información de y para la Xunta para que los cargos sepan lo que tienen que decir sobre diversos temas». En esencia, se trata de guiones para no cometer deslices, que se verían multiplicados por el eco que generan las redes sociales.
A pesar de la reserva, sí se sabe que son los jefes de prensa de cada consellería quienes aportan las versiones de los conselleiros y altos cargos sobre los temas que pudieran suscitar polémica o el interés de la prensa en actos oficiales o entrevistas. La crisis del sector naval, el rechazo al cierre de cualquiera de los tres aeropuertos de la comunidad, las acciones que ha aprobado la Xunta ante el vertiginoso despoblamiento de Galicia, o hasta los curros de caballos, y su polémica, merecen largos párrafos en el argumentario del Gobierno, que sumando folios puede llegar hasta siete en sus misivas, o a ampliar en sucesivas entregas a lo largo del día ideas iniciales.
Al gusto de Feijoo
En numerosas ocasiones el argumentario sale incluso desde lo más alto del organigrama de la Xunta, al ser su presidente, Alberto Núñez Feijoo, quien encarga que le den forma a alguna idea o decisión para que llegue a todo el equipo de la Administración. Pese a que desde la Xunta se asegura que los canales de distribución de su guion argumental son diferentes a los del partido, la compaginación de cargos institucionales y orgánicos de algunos de los dirigentes del Gobierno propician que, en sus casos, los argumentarios se crucen y casi lleguen al volumen de los spam.