Valedor de la polémica

Domingos Sampedro
d. sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El mandato de Benigno López está marcado por opiniones controvertidas sobre gallego y dependencia

15 may 2012 . Actualizado a las 15:58 h.

Nada hacía presagiar en la brillante hoja de servicios con la que se presentaba Benigno López González (A Coruña, 1952) que pudiera convertirse en una persona que llegaría al final de su mandato como el valedor do pobo más cuestionado de la historia en el desempeño de sus funciones. Procedía, como sus dos antecesores, del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), lo que aportaba conocimientos jurídicos a la institución para tratar a diario con quejas que, las más de las veces, afectan a los derechos fundamentales de las personas. En cambio, el protagonismo que buscó a veces con sus opiniones le hicieron perder muy pronto el favor del PSdeG y el BNG, de una forma ya muy desmedida desde que propuso suspender la ley de dependencia que antes reclamaba aplicar en toda su extensión.

Benigno López llegó en 1979 a la carrera judicial y tuvo como primer destino el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Corcubión. Después vino Carballo, Bilbao y Ourense. En la ciudad de As Burgas ejerció entre 1983 y 1986 y fue donde su biografía se cruzó con la del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, que recién licenciado en Derecho solicitó los servicios del juez para preparar las oposiciones. El joven Feijoo también apuntaba a la carrera judicial, pero una complicación en la situación familiar lo abocó a abreviar su tiempo de estudios y a presentarse a las pruebas para el cuerpo superior de la Xunta. A aquellas fechas se remonta la relación entre Feijoo y López, cuyas trayectorias vuelven a cruzarse en el año 2007. Al anterior presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, le tocaba mover ficha para relevar a Vázquez Sandes como titular del Valedor do Pobo, que llevaba meses ejerciendo en funciones.

Nadie ha dicho que fuera sencillo encontrar un perfil que pueda gustar a todos por igual y que pueda hacerse acreedor en el Parlamento de un respaldo de tres quintos (45 diputados). Y la elección del valedor no fue sencilla, pues el PP, entonces en la oposición, llegó a supeditar implícitamente su apoyo a este relevo a un compromiso del PSdeG y el BNG para elegir al director general de la CRTVG también por mayoría reforzada.

Méndez Romeu fue la persona a quien Touriño le encomendó la negociación con Feijoo, que puso objeciones a varios perfiles hasta que surgió el nombre de su exprofesor en Ourense. La elección también desatascó el relevo en el seno del Consello de Contas, donde el PP perdía en el 2007 la presidencia y un asiento en favor del PSOE.

A Touriño ya le costaron en su día algún disgusto las opiniones del valedor sobre el gallego y el énfasis que puso en preservar los derechos de los castellanohablantes. Llegó incluso a pedirle públicamente que se abstuviera de hacer declaraciones. Pero López siguió con su guion, tensando su relación con el BNG con polémicas como cuando propuso retirar un libro que aludía al gallego como «lengua propia» de Galicia, sin decir lo mismo del castellano. Y la definitiva se produjo la semana pasada con la dependencia, que al bipartito siempre le pidió cumplir escrupulosamente.