El retraso judicial reduce a 7 años la pena al violador de una niña

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Simuló una boda con la menor, grabó vídeos y los mostró a sus amigas

25 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Era un hombre casado cuando comenzó a escribir cartas de amor a la hija de su vecina, de 13 años. Con todo tipo de argucias la llevó a creerse su novia y hasta escenificó en casa una boda con la pequeña, en la que su hermana hacía de sacerdote. La violó varias veces, grabó con su móvil los abusos y un día, enfadado porque la cría no respondía a sus llamadas, bajó a la calle y mostró a las amigas de la menor todas las grabaciones.

A pesar de lo que hizo, del daño que causó a esas dos pequeñas, este hombre podrá disfrutar de permisos penitenciarios en dos años y al siguiente lograr la libertad. La culpa la tiene el retraso judicial y que el fiscal, que en un principio pedía que fuese condenado a 13 años de cárcel, le reconoció el atenuante de confesión.

Ayer se tenía que celebrar el juicio en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de A Coruña. Pero no hizo falta. El procesado reconoció los hechos y su abogado alcanzó un acuerdo con el fiscal. La acusación no podía hacer otra cosa que reconocer los atenuantes. El primero, de dilaciones indebidas, pues a pesar de que el hombre fue detenido hace solo dos años, el juicio no debió haberse retrasado tanto tiempo, una vez que el acusado reconoció los hechos desde el primer día y el juzgado tenía todas las grabaciones de los abusos que le había encontrado la Guardia Civil en un registro domiciliario.

Los hechos se remontan al 2010. En aquellas fechas, las niñas estaban al cuidado de su abuela, vecina del acusado. La madre, que era amiga de la infancia del procesado, trabajaba fuera de Galicia. Al principio, el hombre comenzó a escribirle cartas de amor a la niña de 13 años. La invitaba a su casa y ahí pasaban tardes enteras jugando. A partir de ahí, «fomentó e hizo creer a la niña que entre ellos existía una relación de noviazgo, llegando incluso, como un juego, a formalizar un contrato matrimonial».

Ya sintiéndose propietario de las voluntades de la pequeña, el procesado comenzó a abusar de la menor. Incluso le pedía que se grabase desnuda. La hermana pequeña llegó a participar en las grabaciones. Era tanto el tiempo que estaban juntos que la abuela de las crías comenzó a reducir las visitas a la casa del vecino. Pero fueron las amigas de la menor las que desvelaron lo que ocurría. Cuando el hombre les mostró los vídeos, estas corrieron hacia sus padres contándoles lo que habían visto. Y llamaron a la Guardia Civil.