Condenado a 9 años el alemán que mató a su mujer y se deshizo del cadáver en el Miño

L. P. Pontevedra / lA voz

GALICIA

La pena coincide con la solicitada el día del juicio por el fiscal y la acusación particular, y que fue asumida por la defensa

25 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La Audiencia de Pontevedra ha condenado a nueve años de prisión a Jurgen Dietmar Zillmann, el alemán que en septiembre de 1996 mató a su mujer y arrojó, posteriormente, su cadáver al río Miño. La pena coincide con la solicitada el día del juicio por el fiscal y la acusación particular, y que fue asumida por la defensa.

De este modo, se estima acreditado que, en la víspera de la vista oral en la que el acusado y su esposa iban a dilucidar su separación, Jurgen Dietmar le introdujo en la boca a la víctima una bolsa de plástico, lo que provocó que la mujer falleciese por asfixia, ya que el plástico le obstruyó las vías respiratorias.

Días después, fue hallado el cuerpo sin vida de Carmen Alén, vecina de Tui, en aguas de Valença do Minho. Los forenses portugueses determinaron que las características de esta agresión son «indicativas y adecuadas» para causar la muerte, al tiempo que remarcaron el hecho de que la mujer estaba viva en el momento de ser atacada por el encausado.

El crimen fue el trágico colofón a unas relaciones matrimoniales conflictivas. De hecho, el fiscal en su escrito de acusación relata que la mujer sufrió malos tratos, de tal modo que, en los meses anteriores al homicidio, ambos cónyuges, pese a residir en la misma vivienda, llevaban «vidas totalmente separadas».

Luego vendría un primer juicio que fue anulado por el Tribunal Superior de Xustiza. El alemán permaneció años oculto en Bolivia hasta que hace unos meses fue repatriado.

A la hora de establecer la condena, el magistrado de la Sección Segunda de la Audiencia de Pontevedra tuvo muy en cuenta la aplicación de una atenuante muy cualificada de reparación del daño causado. Y es que cinco días antes de celebrarse el juicio con jurado, Jurgen Dietmar solicitó que un notario se personase en la prisión de A Lama donde permanecía recluido. Ante él firmó una escritura a través de la cual renunció en favor de sus dos hijos a todos los derechos que pudieran corresponderle sobre la vivienda que el matrimonio poseía en la población de Guillarei (Tui).