La jueza exculpa de omisión de socorro a la madre de los mellizos asesinados en A Coruña

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Mantiene la acusación por homicidio con el agravante de superioridad contra el autor del doble crimen en A Coruña

14 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La madre de los mellizos coruñeses asesinados por su padrastro el 21 de agosto del año pasado no será juzgada. No es cierto, como se había dicho en un principio, que mirase hacia otro lado cuando su compañero pegaba a sus hijos. La jueza, una vez escuchados todos los testigos y estudiado las pruebas, levantó su imputación por un delito de omisión del deber de socorro. Quien sí ocupará el banquillo será Javier Estrada. Como autor de un doble homicidio y de malos tratos habituales. Enfrente no tendrá a un jurado popular, sino a jueces. La titular del Juzgado de Instrucción número 5 de A Coruña concluyó la instrucción del caso y ahora enviará el asunto a la Audiencia Provincial, que será la que juzgue a un hombre que conoció a una mujer a través de una agencia de contactos, al mes se fue a vivir con ella y al año asesinó a golpes a sus dos hijos.

Lo contó él mismo. Mató a dos niños de 10 años de manera salvaje y explicó cómo lo hizo sentado frente a la jueza, con los pies encima del estrado, como si nada. Así relató lo sucedido en el tercero del número 13 de la calle de Andrés Antelo, en A Coruña. Sin necesidad de tirarle de la lengua, el autor confeso del doble crimen dijo que aquel 21 de agosto «no tenía un buen día».

Se levantó muy enfadado porque su pareja no había querido mantener relaciones con él la noche anterior. Enfurecido, quedó al cuidado de los pequeños cuando su compañera se fue a trabajar. A mitad de mañana decidió explicarles el funcionamiento de los relojes de aguja.

Los pequeños no sabían leer la hora y por mucho que él les explicaba no avanzaban. Se enfadó, y uno de ellos cogió el despertador y lo tiró al suelo. «Ahí me puse muy nervioso», recordó. Fue cuando cogió una barra de un armario y se fue hacia ellos. Adrián corrió hacia la habitación, mientras que Alejandro se fue a la cocina. Lo siguió y lo golpeó una y otra vez hasta que lo dio por muerto. Fue entonces en busca de Adrián. Al entrar en la habitación, el crío intentó enfrentarse a él, pero lo redujo de un solo golpe. Continuó agrediéndolo hasta que se le rompió la barra. Buscó otra arma y la encontró en la bicicleta. Le sacó el sillín y le dio con la parte del hierro en la cabeza. Entonces oyó ruidos en la cocina. Alejandro agonizaba. También a él le dio con el sillín.

Inmediatamente después, llamó a la policía. Para decir: «Maté a dos niños». Fue detenido y a los dos meses la jueza imputó a la madre un delito de omisión del deber de socorro. Hubo testigos que la acusaron de pegarles a los niños y permitir que su compañero los maltratase. Hubo otros, en cambio, que negaron tal cosa. Al final, la magistrada no halló prueba concluyente alguna que demostrara que cometiera este delito. Como ella siempre defendió.

El padrastro

será juzgado

en la Audiencia

por jueces,

no por un jurado