Un golpe de mar acaba con la vida de dos personas en Ons

Marcos Gago Otero
marcos gago BUEU / LA VOZ

GALICIA

CAPOTILLO

Ambos habían salido a pescar lubinas en la lancha deportiva que volcó

16 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Francisco Pérez Otero, de 54 años, y Emilio Martínez Patiño, de 39, ambos vecinos de la localidad pontevedresa de Bueu, murieron ayer en el naufragio de la planeadora Ricky, en el canal que separa las islas de Ons y Onza. Al parecer, los dos hombres habían salido a pescar robalizas en una embarcación deportiva, según fuentes del sector. La alerta la dio el pesquero Concha, de Portonovo, que se dirigía a su lugar de trabajo cuando descubrió la motora volcada y sin señales de sus tripulantes poco después de las diez de la mañana. El dispositivo de búsqueda congregó en la zona a una quincena de embarcaciones, entre Salvamento Marítimo, Guardia Civil y pesqueros.

La principal hipótesis que se manejaba en el puerto buenense, donde el Ricky tiene su base, es que un golpe de mar volcase el bote y que la fuerza de las olas impidiese que los dos marineros, buenos nadadores según fuentes del sector, pudiesen aguantar hasta la llegada de un barco que los rescatase.

«Temo que foi un golpe de mar, porque había bastante mar de fondo na zona, pero non se sabe o que pasou», explicó el patrón mayor, José Manuel Rosas. «Francisco era un gran nadador, algo extraordinario tivo que pasar para non ser capaz de salvarse», aseguró el alcalde, Félix Juncal.

El Concha y otro barco con base en Bueu estuvieron unos 30 minutos en la zona, hasta que una bota les puso sobre la pista y encontraron un cuerpo flotando a unos 200 metros de la planeadora. Poco después, el Raymar, otro pesquero de Bueu, lo subió a bordo, mientras la Salvamar Sargadelos, desplazada al lugar, recuperó al segundo tripulante, también cerca del bote siniestrado. Fuentes del 112 explicaron que se les intentó reanimar, pero que fue imposible, y el operativo esperó a la llegada de la embarcación Río Guadalupe, de la Guardia Civil del Mar, que trasladó los cadáveres a Bueu.

En el muelle se reunieron numerosos parientes y amigos de los dos fallecidos, así como la mayor parte del equipo de gobierno y vecinos de Ons, una isla a la que pertenecen las dos familias. Al comentar lo sucedido, los peligros de la vida del mar estaban en la mente de todos los marineros. «Iso pásalle a calquera», repetían.