El portavoz nacional del BNG, Guillerme Vázquez, defendió ayer como un gesto «absolutamente normal» el emplazamiento escrito remitido a los concejales que abandonaron la disciplina del Bloque para que entreguen sus cargos institucionales. «Cando un se dá de baixa, deixa de pertencer a unha organización», manifestó Vázquez en alusión a los escindidos del municipio de Teo, lo que obliga al BNG a actuar en consecuencia. «E o normal é pedirlle as actas». El dirigente nacionalista hizo estas declaraciones tras mantener un encuentro con el secretario xeral de la CIG, Suso Seixo, para analizar el impacto en Galicia de la reforma laboral. A preguntas de los periodistas, Guillerme Vázquez evitó valorar el debate abierto en el seno de la corriente Máis Galiza, que el próximo 11 de marzo decidirá si abandona o no el BNG, pero sí se refirió a la escisión del EI que lidera Beiras.
Aparte de defender la decisión de reclamar la devolución de las actas, Vázquez se mostró consciente de que la ley también respalda que las actas pertenezcan a cada persona, por lo que auguró que «haberá xente que non as entregará».
Martiño Noriega, en minoría
Ese será el caso del alcalde de Teo, Martiño Noriega, perteneciente al Encontro Irmandiño, y de varios concejales de su equipo de gobierno. Aunque dispone de una semana de plazo para tomar una decisión, ya avanzaron que no entregarán sus actas, con lo que el BNG se inclinará probablemente por abstenerse de seguir participando en el ejecutivo, lo que dejará a Noriega sin el respaldo de la mayoría absoluta lograda en las municipales de mayo del 2011.
En su equipo de gobierno al menos hay un concejal que seguirá en la disciplina del BNG.