«Todo el mundo sabía que aquí había tabaco de contrabando»

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

CESAR QUIAN

Hallan 1.280 cajetillas en un minúsculo quiosco coruñés.

29 sep 2015 . Actualizado a las 16:56 h.

La Guardia Civil se retrasó treinta años. Ya cuando en el quiosco, situado en la plaza de las Conchiñas, se vendían postalillas del Naranjito, su propietario ofrecía tabaco rubio americano, cuando fumarlo daba caché. Como el mago que saca palomas de la chistera, él sacaba cigarros de la manga. Todo el mundo lo sabía, todo fumador en el barrio coruñés del Agra del Orzán iba a ver el número de magia. Aquel hombre falleció y el negocio lo explota ahora la viuda, que puso a su sobrino Alfredo al frente. Este joven admite que ahí siempre se vendió tabaco de contrabando. Decir lo contrario sería como negar que el cielo es azul. Ahora que la Guardia Civil le dirigió el foco al negocio, han decidido echar la rodilla al suelo, pedir perdón y cerrar para siempre. «Mi tía es mayor y ya no está para estos disgustos», cuenta Alfredo, que en dos semanas se va al paro. Cuando esta semana la Guardia Civil se presentó en el quiosco, se encontró con 1.280 cajetillas. Lo insólito no es que llevasen 30 años vendiéndolas, es saber cómo compartieron ese diminuto espacio un ser humano y tal cantidad de cigarrillos. Porque el quiosco del Pibe -así es como siempre se le conoció- tiene el tamaño de una cabina telefónica. Es uno de esos negocios donde se sigue a pie juntillas la teoría de que un fumador no solo necesita atención urgente, sino también una buena atención. No muy lejos de ahí, en mitad y mitad de la calle Barcelona, hay un estanco. Manolo es su propietario. Le resulta imposible calcular lo que dejó de ganar mientras el quiosco del Pibe le hizo la competencia. Como la Coca-Cola a la Pepsi. Para él eso es lo de menos. Su silencio es el de la victoria. Pero hay una realidad también silenciosa, la de cientos de personas que aún a sabiendas de que comprarle al Pibe estaba mal, lo hacían. «Porque si no llego a fin de mes comprándole a él, mucho peor lo pasaría si lo adquiero en un estanco». Quien habla fuma dos paquetes diarios de Ducados rubio. En el estanco le cuesta cada uno 3,75 y Alfredo se lo da por 3. Como ella, en cinco minutos le pidieron tabaco a Alfredo seis personas. «Mi tía ya es mayor y ya no está para estos disgustos. Así que cerramos»