«Era una persona tímida»

nacho mirás SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

XOÁN A. SOLER

Chema Veloso fue la sombra de Manuel Fraga durante 14 años, su mano derecha.

17 ene 2012 . Actualizado a las 10:30 h.

Dice José María Veloso Castaño (Vigo, 1958) que cuando se enteró, el domingo por la noche, de la muerte de Manuel Fraga, le asaltó un sentimiento de pesar: «No como si se muere tu padre, no es eso, pero sí alguien importante que se va. Era el típico señor que, una vez que lo retiras de la actividad, se va desinflando. Y se desinfló». Chema Veloso fue asistente personal de Fraga y director xeral del Gabinete de Apoio en su última etapa en Galicia. Su mano derecha. Su sala de máquinas.

-Era usted la auténtica sombra de Fraga...

-Empecé a trabajar con él en la campaña del 89. Vine a ayudar al equipo de Jesús Pérez Varela y Enrique Beotas. Cuando se acabó la campaña, tres o cuatro nos quedamos. Hicimos la transición de lo que era el Gobierno de González Laxe a la toma de posesión del 5 de febrero del 90. A partir de ahí estuve en el gabinete de comunicación dos años y, desde el 92, viajé constantemente con él. En el 2001 me nombró director xeral.

-¿Todavía tiene activado el reloj biológico que programaba el patrón?

-Sin duda. Me levanto a las 5.50 y a las siete y media estoy en el despacho. Me gusta desayunar con calma. Fraga tenía una actividad que se contagiaba. Y durante los años que estuve con él no puedo decir que acabara agotado, que no pudiera levantarme al día siguiente. Solo recuerdo una vez que no pude seguirlo, pero no por agotamiento, sino por un gripazo con cuarenta de fiebre. Íbamos a Potes, en Cantabria. Lo comprendió perfectamente.

-¿Fraga lo veía a usted solo desde el punto de vista profesional, como la pieza de un engranaje, o también lo tenía en cuenta en lo personal?

-Compartíamos también lo humano. Como cuando estuvo preocupado por la situación de su señora o cuando tenía algún problema personal. Si eso ocurría, se lo notabas. Y si veía que tú estabas mal, enseguida se interesaba por saber qué te ocurría y si podía hacer algo.

-A veces no lo parecía, con los desplantes que daba...

-Soy de los que pienso que él, en el fondo, era una persona tímida. Entonces, para autoprotegerse, daba esa imagen de dureza. Pero en la intimidad era la persona más cariñosa del mundo. En un momento determinado te podía decir que algo no le había gustado pero, a los dos minutos, si veía que no tenía toda la razón, enseguida lo reconocía. Era impulsivo y podía tener algún desplante con el primero que tenía delante y ese, claro, solía ser yo.

-¿Todas las anécdotas que se cuentan son verdad o hay leyenda urbana?

-Supongo que son verdad. Recuerdo que cuando viajábamos y vivía doña Carmen todavía, había que estar más pendiente de ella que de él. Él era súper puntual, pero ella era más de pararse a hablar con la gente. Él mismo te decía: «¡Encárguese de ella y esté atento, que tenemos que salir en diez minutos!».

-¿Hizo usted renuncias personales por estar al pie del cañón?

-Sí. Tuve que elegir: o sigo con esta persona, con la que cada día aprendo más cosas y me desarrollo más, o me dedico a otra cosa. Tuve que renunciar a la otra parte, pero pasó y no voy ahora a preguntarme si hice bien o mal; lo hice.

-Dijo usted en una entrevista que igual algún día escribiría sus memorias...

-Igual ese día empieza hoy.

chema veloso asistente personal de fraga y ex director xeral del gabinete de apoio

«Elegí: seguir con él o dedicarme a otra cosa. No me pregunto si hice bien o mal»

«Si tú estabas mal, enseguida se interesaba por saber qué te ocurría»