En apenas 13 horas, entre la noche del domingo y la mañana de ayer, siete vuelos de Ryanair procedentes de Londres, Liverpool, Bruselas, Tenerife, París, Milán y Bremen que debían haber aterrizado en Oporto terminaron tomando tierra en Santiago debido a problemas operativos por baja visibilidad en la terminal lusa, explicó una portavoz de Aena Aeropuertos. Consultadas al respecto, fuentes de la compañía de bajo coste imputaron esas alteraciones en su programación a «incidencias por culpa de la niebla que a estas alturas del año suele haber puntualmente» en el Sá Carneiro.
A falta de cifras oficiales, el promedio de ocupación de la flota de la low cost permite estimar en algo más de mil el número de pasajeros directamente perjudicados por esos cambios de ruta. Una vez en la capital gallega, todos ellos fueron trasladados en autocares hasta la terminal lusa, situada de la compostelana a unos 240 kilómetros por carretera. Igualmente, se vieron afectados de distintos modos otro millar de clientes de la firma irlandesa que aguardaban en Portugal para emprender viaje a siete urbes extranjeras.
En varios casos, estos últimos fueron transportados por tierra a Lavacolla para despegar desde allí hacia sus lugares de destino; en otros, sufrieron demoras de hasta ocho horas en origen, según datos del organismo luso Ana; y en el peor, sus conexiones resultaron canceladas con derecho a billete en aparato alternativo o bien a reembolso.