Afirma que una falsa enfermedad terminal lo descarrió

La Voz

GALICIA

09 sep 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Makelele dice que ha cambiado: «Ya no veo la vida como antes. Si dentro de unos años vuelvo a conducir, no se me ocurre pasar de cincuenta. Ahora voy con alguien en el coche y tengo un miedo increíble». Afirma que difunde este mensaje: «Se lo digo siempre a mis amigos: no hagáis el gamba, no seáis inconscientes. Desde que salí de la cárcel, le digo a todo el mundo que no corra ni haga caballitos. El coche es muy peligroso».

Desde que salió de prisión acude a un psicólogo porque dice estar «muy emparanoiao con que todo el mundo me mira; y, además, pienso mucho en esa gente que murió, no por mi culpa, sino por el otro, que invadió el carril contrario, y solo se habla de mí, porque cogí un ciclomotor meses después; si ni siquiera me habían sacado la licencia de ciclomotor? Estoy absuelto por eso». «A mí me duele por esa familia que debe estar sufriendo? Pero nadie me cree», asegura. En 22 años, Jorge Luis Sosa lleva una vida de tropiezos. Nacido en EE.?UU., hijo de afroamericano y viguesa, volvió a Galicia con su madre tras la separación de sus padres. Se alistó en la Armada y luego ha trabajado como albañil y pintor. Su madre sostiene que su vida se torció cuando, con 16 años, le diagnosticaron un cáncer terminal y decidió «abandonar los estudios, dejarlo todo y echarme a perder». El diagnóstico era erróneo. Hoy vive con su novia y su hijo de dos años. Acumula denuncias de tráfico y espera un juicio por un accidente en el que murieron dos personas.