La transcantábrica alcanza el 36% de ejecución tras 5 años de obras

P. González? / ?X. M. Palacios REDACCIÓN?/?VILALBA

GALICIA

ÓSCAR CELA

Los trabajos se iniciaron en Asturias en el 2002 y están en servicio 70 de 193 kilómetros Fomento abrió ayer dos tramos aislados entre Vilalba y Abeledo, que suman 11,6 kilómetros

15 jun 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

A mediados del 2002 comenzaban las obras en Asturias del trazado occidental de la autovía del Cantábrico. Cinco años después, la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, cortaba ayer la cinta en dos tramos del trazado gallego (Vilalba-Regovide y Regovide-Abeledo) que sitúan el nivel de ejecución de esta infraestructura en un 36%. Después de todo este tiempo, asturianos y gallegos apenas pueden disfrutar de 70,3 kilómetros abiertos al tráfico de un total de 193,6, los que median desde Baamonde, en la conexión con la A-6, y la localidad asturiana de Tamón, cerca de Avilés. Las obras aún no han comenzado en 33 kilómetros del último itinerario cantábrico que afronta su conversión en autovía. En cuatro tramos del trazado gallego (Mondoñedo-Lindín, Lindín-Careira, Careira-Abadín y Otur-Villapedre), los trabajos están a punto de empezar. Pero el trayecto asturiano entre Otur y Villapedre aún está pendiente de un nuevo proyecto, pues hubo que replantearlo tras una sentencia judicial que daba la razón a los afectados. Vicisitudes como esta y una gran complejidad del trazado, así como la lentitud en la tramitación administrativa, sitúan la finalización de la autovía a finales del 2010 o principios del 2011, cuando está previsto que se terminen los tramos más complejos -los que acceden a la Terra Chá desde Mondoñedo-, en los que no han comenzado los trabajos. Las promesas contenidas en el Plan Galicia situaban la finalización de esta infraestructura en el 2008. Antes de que termine este año, Fomento abrirá al tráfico Abeledo-Baamonde, Ballota-Cadavedo y Villapedre-variante de Navia, estos dos últimos en el Principado de Asturias. En los tramos ya abiertos el Gobierno se ha gastado 531 millones de euros, aunque el coste final de la A-8 se disparará a 1.332, lo que sitúa en siete millones el coste por kilómetro. El tramo Abeledo-Baamonde, de 5,3 kilómetros, es el que falta para que la autovía del Cantábrico (A-8) y la del Noroeste (A-6) se unan en la segunda de esas localidades. Los dos primeros trechos de la A-8 en la Terra Chá, Vilalba-Regovide y Regovide-Abeledo, quedaron abiertos ayer por la tarde en un acto al que acudieron la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, y el presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño. Conexiones Ambos tramos suman 11,6 kilómetros y su construcción ha supuesto una inversión total de 58,5 millones de euros. Aunque falte la conexión directa con la A-6, que ya está en obras y que se prevé concluir este año, el funcionamiento de esos dos trechos da un acceso directo al tráfico que llega a Vilalba desde Ferrol, As Pontes y Viveiro por la LU-861: el inicio del tramo Vilalba-Regovide es además el lugar previsto para unir la A-8 con la autovía de Ferrol a su llegada a la capital chairega. El tráfico que circule ahora desde A Mariña y Asturias por la N-634 puede entrar en la A-8 si se desvía a la LU-861 por el acceso que comunica con el polígono industrial; luego sale de la A-8 en Pígara (Guitiriz). El tráfico que circule hacia A Mariña y Asturias puede tomar la autovía en ese último lugar, salir en el acceso Vilalba Norte e incorporarse a la N-634 tras circular unos dos kilómetros por la LU-861. En los discursos previos al corte de la cinta, Álvarez subrayó la importancia de la A-8 para vertebrar todo el norte de España y citó la realización de esas obras como «muestra del compromiso del Gobierno con Galicia».