Cuando los productos llevan un DNI

Gladys Vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

LA GALICIA ECONÓMICA

CESAR QUIAN

La tecnología RFID ha llegado para quedarse y ya no es solo una posibilidad para grandes multinacionales. Las etiquetas desarrolladas por la gallega Bionix contienen un chip con toda la información del producto. Las empresas pueden controlar al detalle su inventario, minimizar errores e incluso ahorrar

13 oct 2019 . Actualizado a las 18:46 h.

Son el documento de identidad de los productos. Pueden ir instalados en etiquetas de cartón o de tela o incluso en metales. Son chips repletos de información que abren un mundo de posibilidades a las empresas. Se llaman etiquetas inteligentes o ítem intelligence y no son solo asunto de grandes multinacionales. Ahora, llegan desde Galicia para dar nuevas soluciones a las pymes.

Jacobo Penide, fundador y CEO de Bionix, siempre tuvo en su ADN la necesidad de emprender para crear tecnología. «Es lo único que sé hacer», asegura. Por ello dio el salto del mundo corporativo al emprendimiento. Hace casi dos años arrancaba desde A Coruña la historia de Bionix, una compañía en fase de «despliegue comercial».

«El principal esfuerzo fue desarrollar la tecnología. Queríamos ofrecer una solución fácil y sencilla para las empresas para que pudiesen hacer una gestión eficiente de la cadena de suministro». Su gran aliado desde los inicios es Gradiant. Junto a ellos buscan democratizar el RFID, la tecnología de localización por radiofrecuencia. «¿Por qué no hacer una solución empaquetada, sencilla, personalizada, que cualquier pyme pueda usar para gestionar inventarios?», pregunta Jacobo Penide.

Todo el proceso de creación de las etiquetas inteligentes de Bionix se hace desde Galicia. «Así no dependemos de proveedores americanos para comprar los chips». Un negocio dividido en tres importantes ramas. Bionix pone a disposición de sus clientes una plataforma en la nube, una aplicación móvil y los propios dispositivos RFID. «Los instalamos en diferentes puntos de la cadena de suministro. ¿Una empresa le pide prendas a un proveedor? Pues sabemos que esos productos salieron con nombres y apellidos. En el centro de distribución, igual: detectamos si hubo errores o no. De ahí a la tienda y de la tienda a la venta». En la nube se recoge toda la información que queda a disposición de la empresa y que va generando útiles indicadores.

Todos esos datos le sirven a los clientes de Bionix para controlar la exactitud de los inventarios, próxima al 100 %. «Esto impacta en los estados financieros y se reducen gastos. En un almacén habría que contar caja a caja con un código de barras, incluso cerrarlo para el recuento. Esto se traduce a un par de horas con nuestro dispositivo. Así se rebajan en un 40 % los gastos asociados a la gestión de inventarios». Y no solo eso: las etiquetas inteligentes impactan en las ventas porque se mejora la reposición en tienda. «Se sabe qué hay disponible en almacén». Además, también se puede aplicar al comercio electrónico. «En una web puede haber productos disponibles, pero si el inventario está mal se puede perder una venta», dice Penide.

Sus principales clientes son las empresas de moda a nivel nacional, pero el objetivo de Bionix está en el mercado europeo y estadounidense. «También estamos en proyectos de automoción y de salud. Cualquiera se puede imaginar cómo es la gestión de inventarios de un hospital. Pues estamos desarrollando una solución para gestionarlo. Estamos muy centrados en el retail, pero esto es aplicable a todo tipo de empresas. El sistema es personalizable y se adapta a diferentes sectores».

Todo esto, con la ayuda de sus diferentes socios, lo hacen desde A Coruña siete profesionales. Talento que acompaña a las empresas en la implantación de un sistema que grandes compañías ya obligan a tener a sus proveedores. «Esto lo puede usar hasta quien tenga un par de tiendas. Eso sí, la implantación tiene que hacerse paso a paso. Hay que gestionar el cambio, sobre todo a nivel humano, porque cambian los procesos. Después se vuelve todo más sencillo. Esto supone pasar de un mundo manual al digital. De contar uno a uno, al automatismo», sentencia Penide.