Una centrocampista del Sárdoma marca un gol y para un penalti

FUTBOL GALLEGO

cedida

María Calvar, protagonista de un triunfo épico frente al Victoria

14 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Minuto 90. Penalti y expulsión de la portera del Sárdoma, que iba ganando 2-3 al Victoria, remontada incluida -había ido perdiendo 2-1-. Una de las artífices de voltear el marcador con un gol, María Calvar, no estaba dispuesta a que se les escapara el triunfo. «Habíamos hablado mi compañera Patricia y yo de que iba a ser nuestro partido». Lo fue porque las dos marcaron y Calvar, además, se puso bajo palo y atajó la pena máxima.

«En cuanto Sara -la portera que vio la tarjeta roja- se fue hacia el banquillo le pedí los guantes. Quería ponerme yo», recuerda. No fue una orden del entrenador, ni siquiera lo hablaron entre las jugadoras. «Estaba tranquila y confiada. Además, sabía que nadie se iba a atrever y yo quise asumir la responsabilidad», señala. En sus inicios en el mundo del fútbol también había sido portera, aunque eso no le influyó. «Fue con cinco o seis años, de pequeñita en el equipo de Domaio, ¡hace mucho! Nunca imaginé verme ahí otra vez».

Parte del secreto estuvo en la estrategia. «Me lo tomé con calma», admite María, que sabía que «cuanto más tiempo pasara más nerviosa se iba a poner la delantera que iba a lanzar». En este intervalo de tiempo, una de sus compañeras de equipo, con la que además ya había coincidido en sus otros clubes anteriores -Olivo y Bértola- le dijo que lo iba a parar. «Y si te digo la verdad, yo también estaba convencida de que iba a ser capaz».

El razonamiento de Calvar en el momento de ejercer de portera fue que «por arriba no lo iba a tirar porque era asumir demasiado riesgo», así que su instinto le decía que para interceptar el balón debía esperarlo a un lado y por abajo. «La vi al coger carrerilla que parecía que iba a la derecha y lo tiró muy bien, ajustado al palo. Cuando sentí que la tocaba y que la había parado tardé en asimilarlo», reconoce.

Las felicitaciones de sus compañeras, del entrenador -«luego también me dijo que estaba seguro de que marcaría»- o de sus padres, que no la creían cuando les relató la hazaña por teléfono, le ayudaron a tomar conciencia del logro. «Fue una felicidad máxima, no tengo palabras. Veníamos de remontar, había hecho el gol del empate y de repente me veía parando el penalti que nos hubiera quitado los tres puntos».

María lleva seis goles esta liga, pero el último que había anotado quedaba ya bastante atrás en el tiempo. «Retrasé mi posición a mediocentro defensivo y hacía tiempo que no marcaba. ¡Además fue un golazo de tacón!». A nivel individual, ha sido el partido más especial de su carrera: «No se me va a olvidar nunca».