Falque se desquita con su ex

Xurxo Fernández Fernández
xurxo fernández REDACCIÓN / LA VOZ

FUTBOL GALLEGO

ALESSANDRO DI MARCO | Efe

El gallego le hizo dos goles a la Roma, desde donde llegó al Torino este verano

26 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Iago Falque no respeta nada. Ni a los mitos, ni a su ex. El gallego itinerante maneja un cuentakilómetros tan disparado que empieza a tener por costumbre verse enfrente de aquellos con quienes compartió vestuario alguna vez. El año pasado, coincidió con Totti durante su curso en el Olímpico y ayer lo recibió en Turín como local. El estandarte giallorossi cumple el martes los cuarenta, así que soñó por un rato con darse un homenaje de balón. Aportó su diana (la 250 tras 23 temporadas como profesional) en un encuentro que podría haber colocado a la Roma en zona Champions, pero acabó en derrota severa por mediación de un vigués.

Falque anotó dos veces y dio el triunfo al Torino, el equipo donde busca su sitio a los 26. Cuenta con la ventaja de conocer bien la ciudad. Allí acudió hace mucho tiempo para completar su formación, aunque fue enrolado en el vecino y gran rival de la escuadra en la que milita hoy. Entonces se llevó a su abuelo para hacerse más sencilla la aclimatación y porque alguien tenía que ayudarle con las tareas del hogar. Carlos Silva cocinaba platos sencillos para un Iago adolescente que nunca llegaría a debutar con el primer equipo de la Juve antes de llegar cedido al filial del Villarreal (también estuvo a préstamo en el Bari).

El Tottenham lo llevó a Inglaterra a cambio de un millón de euros, pero aquello tampoco funcionó y deparó un nuevo periplo de estancias cortas en el Southampton, el Almería y el Rayo, antes de regresar a Italia, para, esta vez sí, dar pruebas de su calidad. Fue máximo goleador del Genoa que rozó las plazas europeas en la 2014-2015, y sus trece tantos llamaron la atención en la capital. Lo contrató la Roma hasta el 2020, pagando ocho millones de euros en una extraña operación (uno fijo y siete según variables fáciles de conseguir).

La aventura empezó muy bien, pero se estropeó al final. El vigués arrancó la campaña como indiscutible, anotó en su tercer partido y debutó en Liga de Campeones frente a un Barça en el que había quemado muchas de sus primeras etapas de formación. Sin embargo, a partir de la jornada 19 las cosas se torcieron y ya solo disputaría otro par de duelos como titular. Se quedó en el banquillo cuando la Roma se midió al Real Madrid en octavos del torneo continental.

Al concluir el curso, Iago volvió a hacer las maletas y regresó a Turín. El Torino buscaba un referente ofensivo para cerrar un prometedor frente de ataque junto a los jóvenes Belotti, Martínez y Boyé. Se perdió el primer encuentro de esta temporada, pero arrancó en el once los siguientes tres. No llegaron los resultados apetecidos, así que el gallego descansó un duelo completo para regresar ayer frente a sus ex. Marcó el segundo (de penalti) y el tercer gol en el 3-1 que amargó a Totti su homenaje triunfal.

Primeras dianas en casa, cambiando los protagonistas del sueño que su abuelo confió una vez a La Voz: «Quiera Dios que pronto vaya yo a Turín a ver a Iago jugar contra el Inter. Y que meta los dos goles de la victoria». Misma ciudad, distintos equipos, ocho años después.