«No sé cómo no estoy perdido del todo, cómo llegué a este punto», admite Beceiro
18 oct 2015 . Actualizado a las 12:05 h.Poco después de que Iago Beceiro llegase a Verín, él y Zubiela presenciaron en Balaídos un España-Alemania. «Estaban varios jugadores del Celta, Planas, Sergi Gómez y había alguno más y me fijaba en Iago y él decía: 'Estos tíos ahí y yo aquí'. Ahí lo vi fastidiado», recuerda Zubiela. «Es que yo a esos tíos los quemaba, jugaba contra Sergi Gómez y lo freía a bicicletas, lo reventaba», exclama Beceiro antes de que el presidente del Verín añada: «Me sentí un poco triste, porque lo veía fastidiado, pero estoy convencido de que aún puede llegar». «Yo nunca me imaginé sin el fútbol -insiste el futbolista-. El año pasado estuve a punto de dejarlo cuando estaba sin hacer nada y no veía salida. Pero no me veo sin el fútbol, porque pensaría qué hubiera sido si yo no hubiera intentado jugar y me acabaría pegando un tiro... La verdad no sé cómo no lo hice hasta ahora, cómo no estoy perdido del todo ni cómo llegué a este punto». Y Sergito corrobora: «Sin el fútbol acabaría alcohólico, o drogadicto, o preso, o algo así».
Regreso
«Sé que en A Coruña no puedo estar para jugar. Sé que no puedo estar allí». Al hablar sobre sus recuerdos de A Coruña, a la que apenas ha vuelto cinco días en las Navidades pasadas, Beceiro no tiene dudas: «Sé que en A Coruña no puedo estar para jugar. Sé que no, porque tengo unas relaciones que estoy muy ligado a ellas, a mi barrio y sé que no puedo estar allí. Y no lo quiero volver a intentar, porque no quiero volver a pasar por lo mismo. Por eso quiero estar unos años fuera de allí y cuando realmente tenga la cabeza bien amueblada volver y estar tranquilo», insiste.
Debut en primera
«Para mí el Dépor son buenos recuerdos, pero también competitividad y ansiedad». El delantero acabó cuarto de la ESO y, reconoce, «ya tenía en la cabeza que iba a ser jugador de fútbol y que iba a ganar un pastón y me quité de estudiar, pero nadie me dijo nada, porque seguía jugando y metiendo goles». En este sentido, echa en falta que el Deportivo no le hubiese atado más en corto. «El 80 % es mi culpa, yo era el que la cagaba, pero desde infantiles o cadetes no tuve un buen comportamiento, y como yo a mis equipos siempre los mantenía arriba, esas cosas se me permitían. Quizá si hubiera tenido un castigo a tiempo... Pero yo ya me perdoné y eso es pasado. Tuve una gran formación en el Deportivo. Estoy muy orgulloso de todos los entrenadores. El jugador que soy ahora es gracias a ellos», señala.
Salida
«En el Zaragoza querían que me quedara, pero tenía que cambiar completamente». Cuando Sergito tuvo la ocasión de dar el salto a profesional con 18 años ya sabía dónde fallaba. «Tenía normas, lo que pasa es que no las cumplía. Bajaba a las 5 de la tarde, me decían que a las 9 en casa, pero volvía a las 3 y porque me traían mis padres. Lo que no quería era estar encerrado, me agobiaba», recuerda antes de hablar de su única etapa fuera de Galicia: «En Zaragoza la residencia estaba pegada a una residencia universitaria y entre las fiestas y las chicas... Me pasaron muchas antes de echarme. Y aún el día que me echaron me reunieron dos directivos y que si me quería quedar, que me quedara, pero que tenía que cambiar completamente mi forma de ser. Les dije que me arrepentía de todo, pero que no iba a cambiar».
Futuro
«Ahora mismo me veo seguro para irme, pero eso se verá en diciembre». Beceiro reconoce que el verano pasado no se veía seguro de marcharse a vivir solo: «Podía haberme ido al Rayo B, pero ahora me doy cuenta de que se me está acabando el tiempo y me veo con la estabilidad mental para vivir solo. Creo que las cosas van a salir bien y lo digo de verdad. Me veo seguro para irme, pero eso se verá en diciembre, dependerá de cómo vaya el equipo y los goles y si hay ofertas». Continúa Sergito: «En diciembre no creo que me marche. Acabo de salir de estar unos días en El Temple y estuve perfecto y no me dio tentación de ir con los amigos. Si me voy otros días, a lo mejor me vuelvo a ver bien y me animo».
¿Aprovecharán entonces esta segunda oportunidad?
-Sergito: ¿La segunda? (se ríe) La cuarta o así mía.
-Beceiro: Para, la novena o la décima ya. Yo ya estoy convencido.