Borja Iglesias salva un punto para el Celta B en el descuento

FUTBOL GALLEGO

Oscar Vázquez

Los celestes jugaron mejor con diez que con once ante un Lealtad ordenado

12 ene 2015 . Actualizado a las 10:28 h.

El Celta B rescató un empate en el descuento y desde el punto de penalti. El fútbol quiso premiar su descaro jugando con uno menos durante la media hora final por la expulsión de Brais. Antes castigó su previsibilidad y su falta de contundencia defensiva ante un Lealtad que jugando contra once siempre se sintió cómodo. Curiosamente, en la locura final fue cuando emergió la mejor versión del filial, que ha sido capaz de sumar siete puntos de nueve, aunque ayer durante una hora rememoró tiempos que parecían superados.

El primer tiempo del Celta B fue un desastre. Lo único rescatable fue la primera jugada que acabó con un balón en el palo, pero en propia meta del asturiano Pelayo. Todo lo demás fue clarividencia del Lealtad y previsibilidad exasperante del equipo de Javi López, que volvió a porfiar con la idea del doble pivote.

Los de Villaviciosa tuvieron clara la hoja de ruta desde el principio. Dos líneas de cuatro por detrás del balón para desactivar a un filial cansino incapaz de cambiar el ritmo y de mostrar verticalidad en ataque. De hecho, fueron capaces de finalizar cinco jugadas en el primer tiempo, una de ellas en el fondo de las mallas tras un remate a portería vacía de Pablo Espina. Antes, Jorge, el más talentoso de los hombres de negro, merodeó el gol ante Óscar Santiago. Todo, en parte, por la insultante falta de intensidad defensiva del filial.

Para terminar de complicar la faena, el Celta B se quedó con diez antes de la hora de partido. El juvenil Brais era el único que tenía cartulina y una ingenua falta en medio campo le valió la segunda.

Con diez, estuvo a punto de marcar Borja Iglesias, pero Porrón, el portero visitante, salió victorioso en el mano a mano. Poco después, de nuevo el compostelano, estrelló un remate de espuela en el larguero. Para entonces Thaylor ya estaba en el campo y el Celta B jugaba con 3-4-3 del todo ofensivo. Incluso a falta de un cuarto de hora Javi López se decidió al fin a prescindir de un pivote defensivo y metió a Jordan, el ausente inesperado, en el campo.

Y lo cierto es que estuvo mejor con diez que con once. Intenso, con más ideas y arriesgando en cada acción, aunque pecando de precipitación en los últimos metros. Como premio a la insistencia, y cuando el empate ya parecía un imposible, llegó un forcejeo sobre Borja Iglesias señalado como penalti (en el primer tiempo le habían negado un placaje a lo Cabral) que el propio delantero marcó de forma inapelable para salvar los muebles y sumar por tercera semana consecutiva.