Nada de esto ha pasado y todo es cierto

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«Comunidad» es el nuevo libro de Ann Patchett

14 jul 2017 . Actualizado a las 05:10 h.

Todo empezó con un beso y una botella de ginebra. Una pequeña acción sin importancia que cambiará de forma radical el destino de diez personas. La norteamericana Ann Patchett se inspira en su experiencia vital (una infancia vivida entre dos ciudades, una educación de escuela católica, un padre policía) para relatar en Comunidad la vida de dos familias, los Cousins y los Keating, desintegradas por un divorcio y vueltas a recomponer a lo largo de cinco décadas.

El relato se inicia muy al estilo de El padrino con una gran fiesta familiar. Corre el año 1964 y en un barrio residencial de Los Ángeles se celebra el bautizo de la que será la protagonista de esta historia: Franny. Durante 32 páginas asistiremos a esta fiesta religiosa y tradicional que cambiará de rumbo cuando uno de los invitados se presente con alcohol. Un giro que acabará en divorcio.

Patchett nos ofrece la realidad descarnada de lo que supone para los seis hijos (dos de un matrimonio y cuatro de otro) fluctuar entre dos familias distintas y distantes. Una madre hermosa, otra solitaria y deprimida; un padre afable y egoísta, otro generoso; un chico conflictivo, otro silencioso. La familia va avanzando a trompicones hasta que Calvin, el hijo de 15 años, muere. Un hecho que romperá la escasa armonía conseguida.

Para mostrar este rompecabezas la autora construye una novela compleja en su línea temporal pero que se lee con gran facilidad. Los hechos principales son examinados desde distintos puntos de vista, según qué miembro de la familia nos lo cuenta, y se presentan como pequeñas piezas que juntas componen el mosaico global. La historia camina adelante y atrás en el tiempo, pero el lector no se siente perdido. Una mano experta siempre lo acompaña. Franny será nuestro hilo conductor.

La novela refleja una infancia muy diferente a la actual. Nadie parece preocuparse por la integración de estos nuevos hermanos que sobreviven a su manera en un mudo oscilante entre el odio y el afecto. Patchett trabaja el ambiente de forma magistral e introduce la tensión en el relato dosificando las imágenes inquietantes hasta desembocar en la escena del drama. «Las barras de caramelo estaban empezando a derretirse, la pistola estaba caliente por estar al sol y las pusieron todas juntas en la bolsa».

También aborda, de forma crítica, los entresijos del mundo editorial y plantea un interesante dilema sobre la propiedad intelectual de las historias familiares.

Si Patchett ya nos había cautivado con sus novelas de ficción como Bel Canto y El corazón de la jungla, es ahora que nos abre su corazón cuando nos conquista de forma definitiva. Es su vida la que se desborda en estas páginas. Aunque, según ha explicado su madre tras leer la novela, «nada de esto ha pasado y todo es cierto». Una historia que muchos han vivido y que ella cuenta como nadie.