Salpicándose en el fango divino

ANA MONTES

FUGAS

cedida

La biografía de un sacerdote gay que asegura que la condición sexual no es incompatible con la espiritualidad

07 abr 2017 . Actualizado a las 05:45 h.

Trece de octubre de 2015 monseñor Krzysztof Charamsa (Polonia, 1972) dejó de ser Narciso, «porque Narciso es el amigo secreto de todos los gais, como yo». Así arranca la confesión de este sacerdote salido del armario, doctor en Teología y profesor de las universidades católicas Gregoriana y Regina que durante doce años ofició en la dogmática Congregación para la Doctrina de la Fe y que al declararse homosexual perdió todos sus cargos en la Iglesia Católica. Desde lo más alto de una carrera exitosa como alto funcionario en el Vaticano, el autor de La primera piedra decidió vivir «una virilidad sana» tras años esperando que «mi Iglesia», dice, «abriera los ojos y cambiara su odiosa actitud hacia la sexualidad de cualquier persona».

En su explicita autobiografía no escatima detalles personales sobre sus tormentos espirituales y psicológicos al saberse portador desde joven de esa sexualidad que debía esconder y reprimir, llegando a la impostura, como tantos otros sacerdotes. Pero también «este libro es un fragmento de la biografía de una Iglesia obsesionada con el sexo, pero prisionera de una esquizofrenia profunda, tal vez haría mejor en salvar al mundo de su clero reprimido y sus lobbies», asevera. Porque, asegura Krzysztof Charamsa, se puede ser un «buen cura gay» y hacer también pareja con la espiritualidad, nada que ver con la reprochable pederastia.