Duelo de honor, drama y relato

FUGAS

Esta antología de relatos abarca, por estricto orden cronológico, casi 200 años de historia de la literatura

18 nov 2016 . Actualizado a las 05:35 h.

Hoy en día el honor es un concepto obsolescente. De llegar a comprenderlo, un estudiante de bachillerato (un universitario incluso) no sabría qué hacer con él. Le sería más fácil entender las utilidades de un casete de dióxido de cromo o el disco de números de un teléfono de baquelita. Ya se sabe que están dotados intuitivamente para la tecnología. Y el hecho de que hubo una época en que el honor (o su afrenta) podía resolverse en un pleito de armas, en un enfrentamiento cara a cara, a espada o a pistola, todavía complica más una idea de lo masculino bastante periclitada, una moralidad anacrónica.

Es verdad que esas violencias de macho persisten en formas de inclinación puramente deportiva como los desafíos o carreras de coches, motos, etcétera. Pero en general del honor se habla poco en estos enfrentamientos: aunque igualmente absurdos, ponen en liza otros valores (por usar una denominación benévola). Quizá aquellos jóvenes que en una cultivada afición a las películas acceden a ir hacia atrás en el tiempo, y no temen incluso al filme en blanco y negro, alberguen una noción cabal de este fenómeno si su cinefilia los llevó, por ejemplo, hasta Kubrick (Barry Lyndon, que adapta la novela homónima de William Thackeray) o el wéstern (El hombre que mató a Liberty Valance, La muerte tenía un precio y tantos otros). Por todo ello cobra tan irónica oportunidad el volumen que el sello Alba dedica a El duelo de honor, una antología que, preparada por Marta Salís, recoge veintidós maravillosos relatos cuyo nexo es precisamente ese modo drástico de zanjar agravios, aunque tratado desde los más diversos puntos de vista. De Casanova a Borges, ya abunda el título.

En la gran literatura rusa decimonónica el duelo es un condimento dramático habitual. Sus autores no solo están representados en esta selección (caso de Pushkin, Turguénev o Chéjov) sino que protagonizan hasta la portada de esta bella edición en la ilustración que el pintor nacido en Ucrania Iliá Repin realizó en 1899 para la escena de Eugenio Oneguin -la novela en verso de Pushkin- en que el protagonista se bate en duelo con su amigo Lenski (en la imagen que acompaña este texto). Es más, se dice del propio Pushkin que participó en más de una veintena de duelos: y hasta murió con 37 años en el último, un oscuro combate a pistola mantenido con un oficial de húsares francés, el barón Georges d’Anthès, y cuyas circunstancias siguen sin esclarecer. Se trata de un fenómeno que no solo recorrió los siglos XVIII y XIX sino que alcanzó -bien es cierto que residualmente- el siglo XX: ahí está nada menos que el senador chileno Salvador Allende batiéndose a pistola en 1952 con otro aforado, como recuerda Francisco Solano en el breve prólogo que redactó para este libro. Y no se prescindió del duelo porque se impusiese naturalmente el raciocinio de los hombres, hubo de ser mediante una prohibición por ley.

LOS CLÁSICOS

El duelo de honor ponía en juego variables de enorme interés literario, la jerarquía de clase social, la destreza con las armas, el miedo, la audacia, los celos, la arrogancia, la soberbia, el respeto, la valentía, el prestigio, el riesgo, la inteligencia, la venganza, la ofensa, la ley, el derramamiento de sangre, la muerte, el destino... Así, Solano establece la pugna entre Aquiles y Héctor como gran precedente narrativo, pero Salís lleva el inicio de su selección (ordenada cronológicamente) al 1780 del filosófico Casanova para terminar con el autor danés Jørn Riel -con Vargas Llosa, el único vivo de esta colección-, que ofrece su visión irreverente. Entre ambos, clásicos como Von Kleist, Dickens, Dumas, Twain, Maupassant, Crane, Conrad, Nabókov, Schnitzler o Borges. Un delicioso viaje.

TÍTULO EL DUELO DE HONOR. DE CASANOVA A BORGES

AUTOR VARIOS

EDITORIAL ALBA

TRADUCCIÓN

MARTA SALÍS Y OTROS

654 PÁGINAS 34 EUROS