Por las aguas frescas de Tal

Juan Carlos Martínez EN EL COCHE DE SAN FERNANDO

FUGAS

24 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El San Juan trae a Galicia miles de visitantes festeiros, entre ellos un grupo de jovencitas catalanas que recuerdan sus primeras experiencias gallegas. «Me bañé en la playa -dice una- y me sangró la nariz». Es que la verdadera Aigua Xelida está aquí, y no en Palafrugell. Está, por ejemplo, en ese microcosmos del norte de la ría de Muros y Noia que se llama Tal, adonde los bañistas acuden para disfrutar de la naturaleza y para que los niños, y solo los niños, que son inconscientes y sufridos, se den un chapuzón en la playa de Cabanas.

El origen del topónimo de Tal es un misterio. A lo mejor es un homenaje a esa forma de hablar de los noieses que usa el tal como afirmativo:

-Eu non fun.

-Fuches tal.

El paseo por Tal es una expedición per loca maritima, por las playas y los coídos, entre punta Borneira y la ensenada de Bornalle, nombres los dos de origen prerromano que hablan de aguas revueltas y sonoras. En este pedazo de paraíso, la península de Cabanas es la joya, como una Coruña en miniatura, con su playa a un lado y su pequeño puerto, dicen que fenicio, al otro. Desde sus muros de piedra las barbadas escuchan la cháchara de los viejos marineros que bajan a la costa con sus sachitos de mango largo aunque no vayan a recoger ningún cebo, solo para apoyar las manos y el mentón cuando meditan. Otros como ellos, hace siglos, dieron nombre a los islotes que asoman del mar: el Con Caghado, el Petón das Moscas, A Nai e a Filla. Si las sardinas supieran cómo está de fresca el agua alrededor de estas peñas, seguro que volvían.