«La filosofía Zen no es más que vivir con toda la intensidad»

M. ROZAS

FUGAS

17 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Pamen Pereira presenta en León una retrospectiva con las obras más significativas de su carrera, desde los años 90 hasta la actualidad.

-Es significativo en tu obra el alcance de un proceso interior. ¿Cuándo y cómo conecta con la filosofía Zen?

-Conecté en el verano de 1993 cuando conocí al maestro Dokushô Villalba, aunque desde mucho antes había una gran atracción hacia esa manera de entender la vida y lo que sucede en torno a ella. El Zen no es ni más ni menos que la experiencia de vivir la vida deliberadamente con toda la intensidad que uno sea capaz y aprender de ella lo que tenga que enseñarnos. Aunque la idea de un proceso interior, como referencia a la experiencia artística que se revela en objetos o imágenes de cualquier tipo, no creo que sea exclusiva del pensamiento oriental, está presente en todas las culturas.

-También el título de esta muestra en el MUSAC refleja esta preocupación.

-Sí, el título La mujer de piedra se levanta y baila está extraído del Hokyo Zan Mai, un texto antiguo de la tradición zen, escrito en un lenguaje poético bastante hermético al que no se puede acceder con una mente racional. Yo extraje esta frase de su contexto en la época del Maestro Tozan. La actualizo y propongo como una recuperación y empoderamiento de lo femenino. El título hace referencia a esa unión de materia y espíritu, de ese espíritu que se encuentra aquí mismo, a ras de suelo.

-Lo que no varía es el interés por la naturaleza.

-Siempre me ha conmovido el misterio de la Naturaleza, el poder del Océano inmenso agitado por una tormenta, volcanes, relámpagos, el crecimiento de una planta o de un niño, la eclosión de un huevo o una flor, la sabiduría del universo contenida en una semilla, el nacimiento, la vejez y la muerte. Son cosas que nos resitúan constantemente desde lo insignificante hasta el concepto de lo sublime del que habla Kant, porque se escapan a nuestra razón y elevan el alma por encima de su medianía ordinaria. Estas experiencias que conforma la vida fenomenal las encuentro en la Naturaleza. Yo misma soy Naturaleza.

-¿Qué importancia tiene el azar en su creación?

-Mucha. Supongo que te refieres al azar como el instante que se escapa a lo racional, lo que parece casualidad. Creo que eso tiene que ver con mantenerse atento sin juzgar, sin analizar. El azar está permanentemente activo, es una muestra de cómo se manifiestan las cosas sin necesidad de que intervenga nuestro conocimiento intelectual. Da lugar a la sorpresa y al asombro.

-¿Y la relevancia de la metáfora?

-Gaston Blachelard en su libro El aire y los sueños habla de cómo la imaginación no es exactamente la habilidad para crear imágenes sino la facultad de deformar las imágenes que percibimos. Una imagen nos debe llevar siempre a una cascada de imágenes. Si esa imagen inicial no nos lleva a una explosión continuada de imágenes, no es imaginación. Ese es el papel de la metáfora en el arte, todo es posible en el terreno de la práctica artística, donde no debe existir límite alguno. No sé dónde está el límite entre lo real y lo imaginario, de lo invisible y lo invisible. Las formas devienen en ese continuo viaje de lo real a lo imaginario.