Una celebración de la vida

MERCEDES ROZAS

FUGAS

Existe la posibilidad de soñar despierto con bodegones que encuentran en el delirio de la ingravidez el verdadero equilibrio de la existencia. pamen pereira captura la esencia de lo humano en una muestra que no pierde de vista la emoción

17 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El Musac de León reúne en una retrospectiva de 25 piezas las obras más representativas de la trayectoria de Pamen Pereira, artista que integra en su trabajo elementos tan dispares como el dibujo, la pintura, la escultura, la fotografía, el vídeo, la música y la instalación, medios que en una implicación multidisciplinar se articulan de manera sensible entre sí. En su obra es posible apreciar los movimientos, cambios, incluso ese camino ininterrumpido, in crescendo, en pos de fusionar querencias opuestas, de imaginar nuevos espacios, concertando la realidad y la fantasía en una armonía que resulta muy sugerente. Ella misma define estas confluencias como «encuentros imposibles de ideas aparentemente producidas por el azar que partiendo de un mundo real acaban por determinar nuevas realidades». En el ideario de Pamen se halla el seguimiento de un proceso interior con el pensamiento núcleo de la filosofía Zen como referente. En ese espíritu, en el que es importante la intuición y las emociones, se revelan las imágenes en un sutil espejismo: velas que se consumen, huesos fabricados de pan amontonados sobre el suelo, botas que sirven de nidos o mesas y sillas levitando... Son la metáfora visual del propio título de la muestra: La mujer de piedra se levanta y baila. Es la visión de tópicos que se derrumban ante la mirada del espectador, de lo pétreo, duro, pesado e inflexible, que no solo se eleva sino que además baila. Para la ferrolana «ese baile es el impulso que nos lleva a desarrollar nuestro propio poder para que la materia primera que parecía inerte cobre vida. El baile es una celebración ritual de la vida o de la muerte, de la siembra o de la cosecha, una invocación a la lluvia que fertilice la tierra?».

Voluntad romántica

Las piezas, fundamentalmente las de los últimos años, conjugan ciencia, tecnología y arte, sin perder de vista la emoción, la consciencia, el espíritu del gesto y el proceso que las genera. El mar inquieto, agitándose dentro de una pecera, o un sombrero moviéndose en el aire al son del humo de la vela que porta encima son algunas de las figuras que cobran vida impulsadas por una voluntad romántica, de postulado melódico y sentimiento irracional, es la posibilidad de soñar despierto con bodegones que encuentran en el delirio de la ingravidez el verdadero equilibrio de la existencia. En estas composiciones todo se mueve y se transforma, como las emociones humanas, las mismas que la artista reivindica unidas a la naturaleza, ese pretexto vital en el que escucha un latido que no cesa y que la mantiene permanentemente alerta. Admiradora del naturalista americano H D. Thoureau, Pamen Pereira concibe la naturaleza «como ese lugar privilegiado desde el que el ser humano puede pensarse».

Cada pieza se reinventa en cada nuevo espacio tamizada por una luz tenue, que da intimidad a la escena. Los contraluces se integran, permitiendo plasmar el arte con ojos distintos, representarlo con la teatralidad estudiada de ambientar un espacio psicológico y recrear el instante eterno. La luz «te puede inducir al silencio o al grito, a la introspección o a la expansión», es un baluarte esencial para atemperar en sus intervenciones esos límites tan poéticos y delicados entre lo real y lo imaginario, lo visible y lo invisible.

«La mujer de piedra se levanta y baila». MUSAC de León. Hasta el 6 de septiembre