Jorge Rossy: «En realidad es un quinteto en el que se pueden oír tres tríos»

FUGAS

El que durante diez años fue baterista del trío de Brad Mehldau presenta tu quinteto con figuras de la talla de Mark Turner o Al Foster

20 may 2016 . Actualizado a las 18:21 h.

Abruma su currículo. Aunque no es infrecuente en los grandes músicos de jazz que atesoren excelsas colaboraciones, el caso de­ Jorge Rossy el asunto alcanza una dimensión sobresaliente, marcada por los diez años en los que formó parte del trío de Brad Mehldau. Ahora, como vibrafonista, lidera su propio proyecto, que este fin de semana presenta en Galicia de la mano del ciclo 1906. Un quinteto que da cobijo al saxofonista Mark Turner, Doug Weiss al contrabajo, Jaume Llombart con la guitarra y, al baterista Al Foster, mano derecha durante décadas del mismísimo Miles Davis.

 -¿Por qué el vibráfono?

-De alguna forma es una vuelta a mis orígenes. Fue el primer instrumento que yo toqué, a los 12 años. Como no tenía pasta para comprarme uno me pasé a la trompeta y después a la batería. Ya estando con Brad [Mehldau] me atrapó el piano y como pianista creé mi formación. Y, ahora, casi por azar, en la escuela en la que doy clases me topé con el vibráfono y me he sentido súper cómodo. Además, formaciones de pianistas hay muchas pero con vibráfono resulta más original.

-¿Y por qué un quinteto?

-Me da mucha versatilidad. Es un quinteto en el que, en realidad, se pueden escuchar tres tríos, bajo y batería con saxofón, con guitarra o con vibráfono. Intento aprovechar al máximo todas las posibilidades que me da la orquestación. Al Foster suena a Al Foster, Mark Turner suena a Mark Turner... Cada uno puede hacer la suya y sin embargo no suena como una jam session de all stars sino que hay una identidad musical definida.

-¿Por qué tardó tanto en crear su propia formación?

-A finales de los 80 yo ya escribía algunas cositas pero, claro, después llego a Estados Unidos y conozco a Joshua Redman, Ben Street, Brad Mehldau... Me quedé tan flipado con ellos que pensé yo lo que quiero es tocar con ellos. Estuve como 15 años incapacitado para escribir, me parecía irrelevante, solo pretendía disfrutar de la música de esta gente y crear a su lado. Pero, bueno, siempre lo tuve como asignatura pendiente.

-¿Por eso abandonó el trío de Brad Mehldau?

-Fue una decisión colectiva. Después de diez años yo creo que a Brad también le apetecía ya un cambio. Pero sí, yo ya estaba enamorado del piano y sentí que había llegado el momento de hacer mi música.

-¿Le costó mucho convencer a Al Foster para que se sumase a su proyecto?

-Al principio le dio un poco como de pereza. A mí también me pasa cuando de repente me llama algún treintañero de estos que son unos virtuosos del copón, pero me da palo aprenderme su repertorio. Pero al final vino, grabamos, me dijo que estaba súper contento y que estaría disponible para formar parte del grupo.

-En este momento ¿qué siente la necesidad de expresar o transmitir?

-Me sería más fácil contestar con música que con palabras. Yo creo que lo que hago es un resultado de mis valores. Yo como líder tengo que ser capaz de proponer temas que puedan interesar a todos, que cada uno pueda hacerlos suyos e interpretarlos con toda libertad a su manera pero al mismo tiempo trabajando todos en equipo para que el grupo prospere. Esto ha sido algo me ha resultado especialmente bonito en una formación con músicos de estratosférico nivel como los que tiene ésta. Y todo ello sin perder nunca de vista el hecho de que para mí es muy importante que la gente no se aburra. Por eso propongo una música melódica, accesible y al mismo tiempo, claro, que tenga una máxima profundidad y contenido.

A Coruña. Jazz Filloa. Viernes 20. 22 y 23.30 horas. 12 euros

Santiago. Dado Dadá. Sábado 21. 22 horas. 12 euros

Ourense. Café Latino. Domingo 22. 23 horas. 15 euros