Julio Camba y la Bella Otero

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa EL RINCÓN DEL SIBARITA

FUGAS

08 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La provincia de Pontevedra tiene dos iconos inamovibles: Agustina Otero Iglesias la Bella Otero (Valga) y Julio Camba (Vilanova de Arousa). Pero no solo la división parcelaria de la península Ibérica une a Camba y la Bella Otero, porque el periodista fue uno de los más entusiastas fans de la bailarina, a la que reivindicó en varios artículos y para la que pidió con insistencia un monumento que nunca acababa de llegar y que hoy, tantos años después, al fin se puede ver en su Valga natal.

La devoción de Julio Camba por la Bella Otero resucita ahora en varios pasajes de Tangos, jazz-bands y cupletistas, una deliciosa antología de las crónicas musicales del columnista arousano que publica el sello Fórcola y donde se rescatan algunas de las pequeñas joyas de lo que el solitario del Palace definió como «literatura de periódico».

Podemos ver aquí cómo presume Camba de las ventajas de su mal oído a la hora de ignorar a intérpretes más bien torpes y cómo prefiere alejarse de las grandes óperas y las orquestas sinfónicas para refugiarse en los cabarés y teatros donde actúan sus queridas bailarinas, cantantes ligeras y cupletistas, desde la Bella Otero a Cléo de Mérode, Conchita Ledesma o Las Argentinas.

Camba, amante de lo liviano, ironiza sobre la danza con método de los alemanes para quedarse con otros bailes, como la machicha, el agarrao y el tango canalla, que desde la calle Junín de Buenos Aires llegó a conquistar incluso los severos salones de Berlín.

Lo suyo es, en fin, la música de café, que se parece sospechosamente al columnismo:

-Hay que hacer música de café como se hace literatura de periódico. La inmensa mayoría de los músicos deben cortarse las melenas como nos las hemos cortado también otros señores que -de no renunciar a ser completamente geniales- nos hubiésemos muerto de inanición.