Los Planetas: Las diez canciones-himno que han hecho grande a la Orquesta Química

Javier Becerra
Javier Becerra A CORUÑA

FUGAS

Los Planetas en la plaza de la Quintana
Los Planetas en la plaza de la Quintana XOÁN A. SOLER

Los Planetas calaron en la generación indie de los que hoy se columpian en la cuarentena con un puñado de canciones memorables. En su actuación dentro del Noroeste Pop Rock (hoy a las 23.30 horas) muchos se reencontrarán con ellas  

06 ago 2015 . Actualizado a las 16:19 h.

No son Los Planetas la banda española más famosa de las tres últimas décadas. Pero sí una de las que más ha calado en esa generación que hoy se abraza a la cuarentena y lució la camiseta indie. Todo gracias a un puñado de canciones memorables. J logró llevar al estrofa-estribillo-estrofa las emociones de miles de personas que se vieron perfectamente retratadas en un repertorio mítico. Estas son diez de sus joyas. 

1. «Mi hermana pequeña» (1992). Primer hit. Trallazo guitarrero. J con voz nasal e imperfecta. Una letra inquietante. Mientras se debate sobre si se trata del incesto o una metáfora sexual, el tema lleva al oyente a una explosión de juventud. Un sumun pop. 

2. «De viaje» (1994). La quintaesencia de la primera parte del grupo se encuentra aquí. El subidón del enamoramiento llevada al infinito por el carril del noise-pop. «¿Qué podría ser mejor que estar siempre juntos tú y yo?», pregunta J sublimando el amor hasta un punto en el que no importa perderse en el espacio de su mano.

3. «Si está bien» (1994).  La angustia juvenil -inexplicable y dolorosa- resumida en unos versos geniales: «Y si todo va tan bien por qué este dolor que siento / y si todo es tan sencillo por qué este vacío que siento». Las guitarras emergen como un salvavidas en medio del océano de la incomprensión. 

4. «La caja del diablo» (1994). Una experiencia lisérgica planea por esta extensa pieza inspirada en Spacemen 3. Demuestra que Los Planetas guardan un lado radical que los alejaba de cualquier otra banda pop nacional. Intentando captar letras casi ininteligibles ( «siempre pienso que me han engañado / que algo tan pequeño no puede afectar así al cerebro)  fue una canción que se descubrió poco a poco. A cada escucha, más intensa. Un emblema.   

5. «Segundo premio» (1998). Ver una pléyade de gargantas cantando «¡y si esto te hace daño, si te puede hacer sufrir / ha servido para algo, al menos para mí!» con toda la rabia del mundo simboliza mejor que nada las adhesiones sentimentales existentes entre Los Planetas y sus fans. Con esta canción -¡y, sobre todo, con esa batería!- se hicieron con el público roquero.   

6. «La copa de Europa» (1998). Definida por Jesús Llorente en su memorable crítica sobre Una semana en el motor de un autobús en la revista Rockdelux como «un mano a mano entre Radiohead y Spiritualized», simboliza el fin de la juventud del grupo. También la llegada de una madurez que saborearon de la mano de sus seguidores. Magistral.

7. «Un buen día» (2000). Su primer gran single del siglo XXI. Los Planetas condensaron en él todo su universo. Después de un día de fútbol, cómics, bares y drogas llega la realidad. «Y no he vuelto a pensar en  ti hasta llegado a casa / y ya no he podido dormir como siempre me pasa». Con un solo verso hacen clic en el corazón que se derrite como cera en ese instante.  

 

8. «Pesadilla en el parque de atracciones» (2002).  El rencor hacia la expareja convertido en una i-rre-sis-ti-ble píldora sonora. «Espero que acabes pegándote un  tiro cuando veas lo imbécil que has sido», canta un J despechado. Fue tachado de machista por ello.  

9. «Ya no me asomo a la reja» (2007). Nueva etapa. Partiendo de unos fandangos de Enrique Morente, Los Planetas construyen el equivalente flamenco a Toxicosmos: claroscuros, vello de punta y subidones de luz cegadora. En directo resulta sencillamente demoledora. 

10. «Señora de las alturas» (2010). «Si nadie te da calor / vente que yo te daré zumo de mi corazón». Controlando el tempo y sacando oro de la voz imperfecta de J, la canción golpea al oyente y muestra otro modo de querer al gran grupo.