Solo hay un circo: el que consigue impresionar

FUGAS

CEDIDA

El nuevo espectáculo del Circo del Sol, «Amaluna», rinde tributo a la mujer con una puesta en escena llena de lirismo y teatralidad en la que los artistas desafían la valentía con los límites de su propio cuerpo

24 jul 2015 . Actualizado a las 09:42 h.

Hay que aguantar la respiración más de una vez, sostenerse en el asiento con cada uno de los impresionantes saltos que dan en el escenario y dejarse llevar por el ritmo estremecedor del último gran aplauso del Circo del Sol: Amaluna. Una fusión simbólica (ama ?madre? y ?luna?) que rinde un gran homenaje a la mujer, centro de ese enorme equilibrio en el que se conjuga cada uno de los shows de la compañía canadiense desde sus inicios hace 30 años. Por eso no sorprende tampoco que sea una mujer, Diane Paulus, ganadora de un premio Tony, quien esté al frente de una impactante puesta en escena. Bajo su dirección el espectáculo de Amaluna llena de lirismo y teatralidad la función circense. Sin renunciar a esa gran cuerda floja en la que desde el minuto uno se balancea la tensión artística que le pone la compañía. Más de 46 personas sobre el escenario, entre músicos, acróbatas, contorsionistas, malabaristas y payasos impulsan con un ritmo trepidante un show que suma el número 33 de la compañía. 

Actualmente El Circo del Sol gira con 18 espectáculos por el mundo adelante, aunque Amaluna solo puede disfrutarse en Port Aventura (Tarragona), además de en Madrid, hasta finales de agosto ?pero estarán los próximos cinco veranos en el mismo recinto del parque de atracciones?. A Galicia (A Coruña) vendrán a finales de diciembre con otra función, Varekai, que también desafía los límites físicos de sus componentes. 

Esa es la radical apuesta de un circo que se mira en el espejo del arte en toda su amplitud. La «animalidad» de su escenificación se amplía con un detallismo milimetrado, no solo en cada una de las actuaciones que consiguen ?como explica su mánager Franck Hanselman? que imposible sea solo una palabra, sino en la exquisitez del vestuario (300 trajes hechos a mano), pelucas, un maquillaje espectacular y un sinfín de guiños escénicos delicadísimos. Para que la atención se concentre solo allí donde asalta el golpe de la sorpresa. 

Esa es para Hanselman la esencia del auténtico circo ?«impresionar»? y el Circo del Sol lo consigue aumentando la velocidad del vértigo. La misma que lleva al espectador en varias ocasiones a romper la tensión de las actuaciones con el «bravooooooo» de los interminables aplausos.

Mitología nórdica

Amaluna es de principio a fin una ovación. Inspirada en la mitología nórdica, busca en la heroicidad femenina el sostén de unos números increíbles. La mayoría protagonizados por mujeres, como amazonas, walkirias o personajes salidos de una obra de Shakespeare, que se desafían en su valentía. Guerreras circenses que concentran en su cuerpo toda la emoción de las diosas. Algunas como la del equilibrio generan bajo la carpa (en la que caben algo más de 2.000 personas) un silencio estremecedor durante los largos minutos en que palo sobre palo, palo sobre palo, palo sobre palo... se sostiene la tensión. Es una de las actuaciones más originales, al igual que la de los varios números de acróbatas que juegan a retarse a sí mismos. De ahí que ningún espectáculo sea igual a otro, porque jamás se repite el elenco y porque en cada una de las funciones hay algo diferente. «Los artistas necesitan dar más de sí, por eso si un acróbata salta cinco metros al día siguiente querrá saltar cinco y medio», explica Hanselman. No hay otro circo igual. Nada de lo que pueda imaginarse es similar a lo que ofrecen. Ningún malabarista es igual al malabarista del Circo del Sol, ningún gimnasta hace lo que sus acróbatas consiguen y ninguno de los adjetivos que se le asigne al espectáculo define lo que el espectáculo es al minuto siguiente. Hay que verlo, sentirlo y disfrutarlo en el momento, con el esplendor y la dificultad del directo. En menos de un par de horas aquellos que tengan la oportunidad de entrar en el mundo de Amaluna entenderán qué es a estas alturas el circo. Mucho más que un salto sin red.