Ese día sin música

Serxio González Souto
Serxio González O TUBURBIO

FUGAS

22 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Los que venimos de esa ciudad del Norte que cantaron Los Limones sabemos perfectamente lo que significa que echen a miles de personas a la calle, por mucho que en su día untasen los monos de Astano con la limosna triste de los cursillos de formación pagados. En el Sur, cada vez que Citroën estornuda tiemblan los cimientos del orden establecido y las rotondas amenazan con tragarse barcos y dinosaurios. El mango de la sartén, que ayer hinchaba pecho sumándose a las voces que claman por el traslado, opta ahora por mantener Ence en la ría de Pontevedra aunque las miasmas se multipliquen, mecidas por el viento del Oeste. Y el argumento tras la puesta en escena es siempre el mismo: los puestos de trabajo. Resulta curioso comprobar cómo, en el país de la dispersión, solo vemos el bosque cuando los árboles se concentran en una enorme pira de leña. Mientras, el empleo difuso, por importante que sea, nos es indiferente. El IVA cultural desmadrado es uno de los factores -entre otros, porque ahí están también los gobiernos municipales suicidas- que se están cargando la música en directo y las mismísimas verbenas, sector del que, según los datos de la Asociación de Orquestras de Galicia, comen siete mil familias. El miércoles, salas y músicos protestaron con una jornada de silencio que debería cerrarle la boca a tanto mangante vampiresco.