«Cualquier día puede volver a reventar todo, no lo olvidemos»

FUGAS

Un momento histórico, cuatro espacios geopolíticos, cuatro piezas musicales que los definen y un texto de Stefan Zweig sirven para que Marina Barba y Esteban Bruno articulen en clave de danza un evocador discurso -«Ahora 100 años»- sobre la fugacidad del bienestar frente a la barbarie

06 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

No es frecuente que la danza abandone sus asépticos postulados para desempolvar la memoria y agitar conciencias. La compañía A pie de guerra -el nombre ya es suficientemente elocuente- sitúa su espectáculo en cuatro espacios y en 1914, a las puertas del conflicto bélico, para evidenciar que la sociedad quizá ha cambiado menos de lo que pensamos. Hasta el punto de que el espectador no consigue, por momentos, discernir si el relato corresponde al siglo pasado o al presente.

-¿Cómo articulan en escena, únicamente con la danza y con la música, un discurso tan complejo?

-Hay muchas simbologías. Por ejemplo, están presentes las vanguardias artísticas del período de preguerra. También nos apoyamos en un texto basado en la obra El mundo de ayer de Stefan Zweig. Y, por supuesto, la música.

-¿Cuál fue el criterio a la hora de elegir esa música?

-Las cuatro obras fueron estrenadas en 1914 y son reflejo de cuatro escenarios geopolíticos. Max Reger representa el expresionismo alemán, Ravel es un referente del impresionismo francés, Stravinsky es el emblema de los ballets rusos y Kodály retrata al imperio austro-húngaro.

-¿Le resultó difícil trasladar toda esa simbología al lenguaje de la danza?

-No especialmente. Esteban representa al individuo y yo a la sociedad, y a lo largo de la obra va quedando palpable la manipulación y la presión que ésta ejerce sobre aquél hasta  llegar a la degradación máxima que representa la guerra.

-¿Advierte muchos paralelismos entre aquel período de preguerra y el actual?

-Sin querer ser alarmistas, no debemos perder de vista que cualquier día puede volver a reventar todo. Tenemos el mismo caldo de cultivo.

-Estilísticamente, ¿dónde se sitúan?

-Esteban es bailarín de contemporáneo y yo soy de clásico. Hemos buscado un camino intermedio, un lenguaje en el que estuviéramos cómodos los dos .

-El escenario está absolutamente desnudo. ¿Por qué?

-Sí, solo tenemos un violoncello. En principio, por una cuestión práctica, de movilidad. Pero también porque no nos queríamos enmarcar en una escenografía que nos pudiera situar en un lugar y en un momento. También, en ese sentido, el vestuario es bastante neutro.

-¿Qué hemos aprendido en estos cien años?

-Reflexionar acerca de eso es la invitación que le hacemos al espectador. No creo que debamos ser nosotros quienes lo impongamos desde la escena.

-No es habitual que la danza adopte este tipo de discursos.

-Es verdad que normalmente la danza se suele mantener ajena al compromiso. No sé por qué. Ojalá seamos nosotros los que hayamos acertado.

A CORUÑA. A Casa Tomada. Hoy. 21.30 horas. 5 euros