Al margen de la industria, el origen del mal estado en general del aire de las ciudades españolas hay que buscarlo fundamentalmente, apunta Ecologistas en Acción, en el tráfico rodado y en las calefacciones. Pontevedra ha mejorado notablemente en la última década en, al menos, el primero de estos aspectos, el tráfico.
En este sentido, el Concello maneja un informe que compara los datos obtenida por la empresa l Pettra, en el Plan de Tráfico e Mobilidade del año 2010, con los del anterior plan de tráfico, redactado por la firma Iceacsa en 1996. La conclusión, analizados los aforos en uno y otro momento, es que las emisiones de CO2 a la atmósfera en estos casi 18 años se han reducido en un 65 %. «La reducción del consumo energético en la ciudad -señala Pettra en su estudio- fue progresivo y patente, ya que a medida que se perfeccionaba el modelo crecía el número de desplazamientos a pie y se minoraba el uso de combustibles».
Esta reducción viene dada por el evidente descenso en el número de desplazamientos en coche por el centro de la ciudad: mientras en 1996 eran unos 52.0000 los vehículos que circulaban a diario por las calles más céntricas, la cifra se redujo a 17.000 en el año 2012. De hecho, Pettra detalla que con la reforma urbana «se ha logrado rebajar el consumo de combustibles fósiles en torno a las 400 toneladas diarias».
Esa rebaja se produce, sostiene el informe, al desaparecer casi por completo el tráfico que circulaba por el centro como vía de paso de un extremo al otro de la ciudad, y aquella masa de vehículos que «circulaban sobre todo en expectativa de aparcamiento». Hoy todo este tráfico «circula por vías circulares, que entonces ya existían, y se dirigen con más facilidad a su destino, o bien estacionan en los aparcamientos disuasorios y gratuitos y sus ocupantes se desplazan a pie».
Con respecto al incremento del tráfico en las vías perimetrales, un informe de los servicios técnicos municipales compara datos de las principales vías de acceso a Pontevedra en 1996 y 2010. Se produce un incremento de unos 40.000 vehículos circulando por el extrarradio del casco urbano, siendo el tramo libre de peaje de la AP-9 el que experimenta el mayor incremento: de 16.200 vehículos de media diaria hace 18 años se pasó a más de 48.500, «triplicando os fluxos de tráfico e absorbendo a metade do tráfico que se desviou da cidade».
El tráfico que dejó de circular por el centro se deriva hacia vías perimetrales como Juan Carlos I, Pino-Bora, la autovía de Marín o Domingo Fontán, entre otras.
El consumo
de combustible se redujo en unas 400 toneladas diarias