«Estamos moi atentas ás revistas e á televisión para ver os deseños»

María Santalla VILAGARCÍA / LA VOZ

FIRMAS

Montse Betanzos en su taller con alguna de las creaciones que realiza con su madre.
Montse Betanzos en su taller con alguna de las creaciones que realiza con su madre. mónica irago< / span>

Sigue la tradición de hacer arte del mar y prepara la conquista de Internet

12 ago 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

collareiras montse betanzos

Hace más o menos un siglo que las mujeres de O Grove descubrieron que podían contribuir a sostener la economía familiar trenzando collares de conchas. Desde entonces, la de las collareiras es una de las imágenes identificativas del municipio más occidental de la ría arousana. Montse Betanzos se ha agarrado fuerte a esas raíces, pero sin dejar de mirar al presente y, sobre todo, al futuro. La que fue la collareira más joven -obtuvo el carné con catorce años- sería, años después, la primera en conseguir la carta de artesana -hoy son cinco-, y regenta, con su madre, el primer taller artesanal de este oficio que existe en Galicia.

De su madre, Socorro Cacabelos, aprendió casi todo lo que sabe. Pero la causante de que Socorro y Montse dediquen su vida al diseño con conchas fue su abuela. Fue ella la que empezó en aquellos primeros tiempos en los que las cosas eran tan iguales y tan distintas a la vez. «Entón facíanse os collares na casa, as nais e as fillas, e despois, cando tiñan unha determinada cantidade, levábanos a unha tenda. Alí facían trueque polo que necesitaban: por azúcar, por tela para facer unhas sabas, leite, polo que se necesitaba nunha casa. Daquela tenda enviábanse fóra, case sempre a Barcelona, e tamén viñan unhas mulleres da Ramallosa a buscalos para vendelos elas. Isto era un suplemento», relata Montse.

Fue también en esa época cuando decidieron cruzar a A Toxa buscando clientes entre los turistas. En un primer momento, sin regulación alguna. Después, llegaron las normas, entre ellas la que las obligaba a vender vestidas con el traje regional gallego.

El oficio se fue heredando de madres a hijas, pero de aquellas cien que podían ser hace años, hoy quedan aproximadamente la mitad. Su trabajo, dice Montse Betanzos, está infravalorado. Pero eso no impidió que esta mujer de amplia sonrisa decidiese hace seis años dejar su empleo y unirse a su madre en el oficio de collareira. Desde entonces se ha empeñado en dar valor a su trabajo, y poco a poco lo va consiguiendo.

El primer paso fue conseguir la carta de artesana. Desde hace poco, su madre y ella son trabajadoras de su propio taller. Tienen una marca, Montse Betanzos, y venden con el sello Artesanía de Galicia. Ahora están trabajando en el diseño de su propia página web, y esperan muy pronto dar el salto a la venta por Internet, un campo en el que confían que sus piezas artesanales tengan una buena salida.

Pero si el márketing cuenta, lo esencial de su trabajo es la calidad y el diseño. Montse y su madre Socorro mantienen el oficio de las primeras collareiras, pero han querido ir más allá y se han preocupado de innovar y de adaptarse a las modas. Están muy atentas a las revistas y a la televisión, y cualquier cambio de tendencia lo trasladan a sus conchas. «Se eres observadora, daste conta de que os turistas que repiten, se che compran un ano, para o outro xa non teñen onde escoller. Así foi como nos demos conta de que tiñamos que ir cambiando», dice. Escuchar a los compradores es también una buena táctica: «O cliente xa che vai dicindo o que necesita». Formas y colores actuales son su distintivo.