Comenzaron la jornada como pescadores legales, con sus respectivas licencias y sus permisos en regla. Pero se olvidaron de parar su actividad después de las once de la noche, incurriendo entonces en una grave infracción. Ocurrió minutos antes de la medianoche del miércoles. Dos hombres fueron pillados in fraganti mientras pescaban en el coto de Chelo cuando, según el calendario establecido, lo estipulado para ese día era abandonar la caña a las 23.14 horas (la orden de vedas establece un horario por quincenas del inicio y el fin de la actividad). Pescar fuera de las horas prohibidas conlleva una multa de entre 3.000 y 30.000 euros. En el momento de ser descubiertos estaban pescando con risco y no llevaban encima ninguna captura.
El furtivismo es una de las luchas de la Sociedad de Pescadores Río Mandeo, que gestiona los cotos de Chelo y Aranga. Según apunta el presidente de la entidad, Miguel González, «el trabajo de la sociedad en colaboración con la guardería de Medio Ambiente está dando sus frutos localizando a dos personas pescando fuera de horario». González asegura que llevaban tiempo detrás de uno de ellos. «Desafortunadamente para el otro, lo pillamos cuando lo acompañaba». El presidente insiste en que la buena gestión del coto y sus recursos depende no solo del trabajo de la sociedad Río Mandeo, «sino también de todos los pescadores».