Recortes y austeridad marcan la política de los ejecutivos locales

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

FIRMAS

SIMÓN BALVÍS

Las inversiones en el año de mandato transcurrido desde los últimos comicios locales se limitan a los planes provinciales y autonómicos

20 may 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Reducción del gasto, recortes, creación de tasas, como la de celebración de bodas civiles en fines de semana, y subida de algunas de las existentes constituyen la hoja de ruta de los gobiernos que tomaron el mando municipal tras los comicios del 22 de mayo del 2011.

La recesión económica ya estuvo presente en los programas electorales, en los que se omitieron las tradicionales grandes actuaciones. En la comarca, Ribeira constituye la única excepción y su alcalde, Manuel Ruiz, no resultó ser muy profético. El día de su toma de posesión afirmó: «No va a ser un mandato de grandes obras, yo no las prometí». Cinco millones de los fondos Feder y un presupuesto superior a los 23 millones, de los que cerca de seis se destinan a inversión, convierten a este concello en el objeto de deseo de las empresas en busca de obra pública para sobrevivir.

También vive una situación que puede calificarse de anómala Lousame, como reconoce el propio alcalde, Santiago Freire. A diferencia de lo que ocurre en los restantes ayuntamientos, la inversión se ha incrementado y supone más de la mitad del plan económico. La explicación hay que buscarla en una serie de convenios comprometidos con anterioridad y que las Administraciones que aportan el dinero deben cumplir: «Se hoxe houbera que asinar eses acordos sería imposible», reconoce Santiago Freire.

Durante estos doce meses, la mayoría de los gobiernos se han limitados a «executar o previsto sen ir a novos proxectos», resume el teniente de alcalde rianxeiro, Carlos Gey.

Arañar fondos

Básicamente, las obras se limitan a las tradicionales de los planes concertados de Xunta y Diputación. Pese a que los recortes son generalizados, hay mandatarios que no cesan en su empeño de arañar fondos de donde sea. Eso sí, siempre que la obra la sufrague otra Administración y, como mucho, haya que poner un porcentaje mínimo. En Boiro han logrado el compromiso para una nueva guardería que empezará a ejecutarse este año. Ahora bien, el teniente de alcalde, Fernando García Diéguez, sentencia: «Las macro obras se han acabado». En el caso pobrense, el regidor prosigue con los trámites para convertir en realidad sus promesas electorales de una escuela infantil y nuevo centro de salud.

En Porto do Son se iniciaron en otoño las obras de la piscina que, sin embargo, gestionó el ejecutivo anterior. También se ha adjudicado el punto limpio.

Los esfuerzos de los ejecutivos se centran en el control del gasto, que es la frase que ha marcado la vida municipal en estos doce meses. Se reducen las aportaciones a las asociaciones, a actos culturales, se apagan bombillas del alumbrado público y, sobre todo, se miran con lupa las tasas para adecuarlas al gasto que conlleva la prestación de los servicios y se persigue a los morosos.

Concellos como Porto do Son o Ribeira realizan en este momento actualizaciones de los padrones para detectar qué viviendas no están abonando los recibos de la recogida de basuras y alcantarillado.

La prudencia marca las decisiones políticas, como resume el regidor noiés, Rafael García Guerrero: «A situación autonómica fai que salten as alarmas e estámonos protexendo por se a situación empeorara».

Se crearon nuevas tasas, como la de celebración de bodas civiles en fin de semana